domingo, 9 de agosto de 2009

Las cosas que me funaron

Existen tantas canciones, anécdotas, frases, comidas, comedias, olores, reclames comerciales y películas de bajo presupuesto en donde rescato buenos momentos que guardo con esfuerzo en mi bitácora de memoria a largo plazo y que me hacen inmensamente feliz. Los recuerdo en cualquier momento del día, cuando estoy haciéndome el ánimo de levantarme por las mañanas, cuando el dial de la radio no sintoniza bien y decido manejar en silencio por la ciudad o cuando tomo té con la mirada idiota y perdida mientras mi papá mi mira con cara de preocupación.
Hay personas que se dejan llevar por estas gratas instancias al punto de babear, lo que no resulta tan preocupante como aquellos que sólo viven a través de estos recuerdos y que les impide avanzar con sus vidas desdichadas.
No es mi caso. O al menos dejó de serlo hasta hace poco tiempo, cuando me dí cuenta de que si bien mi vida aún no tiene sentido y no lo tendrá hasta que alguien me regale un mantra o logre vencer al karma de la mala suerte que ronda mi metro cuadrado y que me amenaza con explosiones de neumáticos y fallas de agua caliente, por lo menos sigo consciente de que la idea no es quedarse pegado en el pasado, sino que construir día a día nuevos recuerdos que me hagan inmensamente feliz en algún momento incierto del futuro.
Pero como les contaba acerca de estas pequeñas instancias de felicidad absoluta, también existen personas o situaciones que me las han funado de una manera espantosa. Hace algunos meses un amigo que suele torturar su guitarra y su voz decidió hacer un cover poco agradable de “Hey Jude” de los Beatles y muy entusiasmado, decidió mostrármela sólo con el fin de molestarme un rato. Como se supone que soy buena amiga y debo escucharlo aunque sus canciones muchas veces rayen en lo estúpido, le puse atención al cover que grabó en su computador. Debo admitir que me reí muchísimo cuando comenzó a sonar una melodía similar a Hey Jude sólo que con una preocupante voz molesta. Y desde aquel día no existe ninguna vez en que yo escuche esa canción y olvide que mi amigo Ratón le hizo un cover tan malo que su voz se quedó pegada en mi inconsciencia. “Heeeey Jude, don’t make it bad”. Por la cresta. Pero no sólo se contenta con cantarla de vez en cuando, sino que pretende hacer una serie de grabaciones de tributo a los Beatles con los coros de las canciones más conocidas. Y estoy segura que no sólo me arruinará Hey Jude, sino que se vienen un montón de versos mal cantados con una voz aguda y siniestra.
Así son los amigos.
Así son las cosas que me funaron.

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