viernes, 23 de noviembre de 2007

Despierta

Siempre he tenido la sensación de que puedo observar todo desde arriba. Que los problemas de los demás son lejanos y que incluso mis propios problemas carecen de importancia.
A veces pienso que es mejor morderme la lengua y crear una personalidad que se imponga ante el resto. Casi inmune al sufrimiento popular. Yo no sufro por amor, yo no sufro porque los japoneses se comen a las ballenas en peligro de extinción, yo no sufro porque no hay motivos para sufrir. Simplemente no sufro por nada.

Si, bueno, lloro. Me desquito comiendo la caja entera del cereal y escribiendo en el computador horribles palabras mientras mis manos empapadas en lágrimas tiemblan. Porque lloro sin motivos la mayoría del tiempo. Siempre he tenido la sensación de algo que no les voy a explicar aquí porque mi madre se ha encargado de masificar el contenido de este blog con los familiares y creo suponer que si llegaran a leer lo que pretendo escribir, creerían que tengo una depresión severa y que estoy a punto de ahorcarme con las sábanas. Lo cual niego rotundamente.

Pero la sensación de la que les hablo es la de inutilidad en el mundo. Ser una persona sensible a los efectos externos de la vida, no es fácil. Es complicado sentir y adolecer en este mundo insensato. Es complicado escribirlo y es más difícil aún hacer que usted lo lea y poder removerles un poco la conciencia. Y creo que al sentir tanto, es como si te saltaras un peldaño en una escalera sin notarlo, la boca del estómago queda suspendida en el aire mientras el resto de su bobina figura se desplaza torpemente por el suelo.

Es lo que llamo la inutilidad del vagabundo dispuesto a hacer nada por el mundo. Somos una masa de gente que se levanta por las mañanas y cumplen una rutina aburrida con el fin de ganar dinero o saber que haces algo porque en el futuro lo tendrás. Todo es lo mismo. Estudio en la universidad para eso, usted trabaja mañana por la mañana para eso, tu mamá también hace lo que hace por dinero (sonó como si fuera una prostituta, que cómico).
Somos las hormigas trabajadoras dentro de una polis deshumanizada. Me aterra, no quiero ser una más de las que caminan mirando el suelo, insufribles sin darse cuenta que el de al lado sufre. Lo peor es que no hago mucho, no soy capaz de meterme a esas cosas de acciones sociales porque la solución no es dedicarme a armar casas prefabricadas para los jóvenes delicuentes, ni donar plata para que hagan lo que quieran con los recortes.
Los cambios empiezan por dentro. Por amar la naturaleza, por amarse a uno mismo. Poco vamos a cambiar el mundo si no cambiamos como humanidad. Me dan ganas de ahorcarlos a todos para que abran los ojos... de nosotros depende tanto tu vida como la mía.
Queda poco tiempo.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Terremoto

Bueno, pasó lo inevitable. El Paulo lo presagió; dijo por la mañana "hace tiempo que no hay un terremoto" y a las pocas horas se desató lo peor. Claro, el muy desgraciado tuvo suerte porque el epicentro estuvo más cerca de mi cabeza que de la suya.

Pero creo que hay que mirarle el lado bueno a las cosas ¿no? Si esto hubiera ocurrido en Perú, habrían cientos de muertos y miles de damnificados. Aquí se cayó todo y la gente tiene crisis de pánico, pero estamos vivos. Empezar (al igual que finales de películas gringas, con la bandera de Chile al fondo y toda la parafernalia) por valorar el comportamiento de la gente en la calle y por nuestros siempre bien ponderados arquitectos.



La cosa fue mas o menos así; ayer fui al preuniversitario tempranito, asi que a las diez estaba aqui en el depto yo sola. Yo vivo en el piso 12, y siempre le he tenido un poco de susto al ascensor asi que cuando tengo tiempo, subo y bajo por las escaleras. Me puse a ver una serie del Sony tomando té verde. Sostenía la taza en mi mano y siento un sonido extraño. Cómo si una tropa de gigantes asesinos corrieran hacia el balneario.

- Temblor. Mierda.

(Hablo sola la mayoría del tiempo)

- Tranquila, tranquila. Va a pasar. No, no va a pasar.

Me levanté del sillón y abracé el televisor. Éste se apago y comenzó el cataclismo maldito, y sin detenerme a ponerme zapatos o buscar el celular, me dirigí a la puerta de calle como un zombie con energias sobrenaturales, pero la puerta no se abrió. ¡La puerta no se abrió! Era verdad lo que siempre me decían "María Luisa no te encierres en la pieza, si hay un temblor no vas a poder salir" Típico comentario de madre sobreprotectora, pero resultó ser cierto.

Pensé que me iba a morir áquí arriba sola, machucada por las botellas y copas que caían del mueble de la pared. Me puse a llorar, sabiendo que eso no solucionaría nada, y comenzó aún más fuerte, caminé hacia el centro del living donde no tenía nada que me cayera por la cabeza cerca y me tapé los oidos y cerré los ojos.

Cerré los ojos durante 50 segundos.

Cuando terminó, corrí a mi pieza, tomé la cartera, me puse las pantuflas y baje corriendo las escaleras. Abajo el panorama, no sé si pueda explicarselo con palabras.

Porque describir la sensación de angustia de las personas en las calles, las sirenas de alerta por toda la costa, las personas desmayadas, las señoras de edad que estaban afirmadas de las paredes llorando y pidiendo ayuda. Fue demasiado para mí.

Creo que estuve menos de cinco minutos abajo, hablé con el conserje y le pregunté si habían noticias de derrumbes o muertos en el peor de los casos y me dijo que no sabía nada. Así que volví a las escaleras y comencé a subir tranquila. En el piso 8 me detuve y me senté. Sola. Y lloré como una pendeja malcriada. ¿Mi hermana como estará? Fue lo primero que pensé. Mi mamá, el Osman... ¿Dónde habrá sido el epicentro? ¿Y si fue en Copiapó? ¿Cómo estará mi papá¿ ¿Y si a mi abuela le dio un ataque?. Pensé hasta en mi colegio... incluso recordé ese temblor, cuando hablaban de la guagua apocalípitica.

Decían que un camionero iba por la cerretera y se encontró un bulto en el asfalto, se detuvo y recogió el bulto y era una guagua que estaba llorando. Cuando le vió la cara se dio cuenta que era muy fea asi que dijo "¡¡chuta que fea la guagua!!" Y la guagua con sus ojos rojos y practicamente girando la cabeza le dijo : "¡Más feo será lo que pasará el 18 de abril!". Y tembló, por supuesto.

Recordé todo eso... Y luego llegué al decimosegundo piso, por si es que llegaba mi familia al departamento, llegué a limpiar un poco el desastre y entre sollozos intenté llamar a mi papá pero las lineas estaban muertas.

En el centro de la ciudad, unos segundos después del primer movimiento telúrico, Marisol Pradera (Mi madre) había sido la primera en bajar los cinco pisos del SII ubicado frente a la plaza. Desesperada ni se detuvo a recordar donde cresta había dejado el auto y pensó que sería mas facil hacer dedo (la muy ridícula) que irse en auto a buscar a su hija chica al colegio. Así que estuvo parada en la calle haciendole dedo a cuanto conductor encontró.

Y en el colegio, la Mona lloraba porque temía que su hermana grande (osea, yo) estuviera desmayada con crisis de pánico, intentando suicidarse por el balcón y gritando que se acerca el fin del mundo. Así que tomó su mochila y comenzó a correr al departamento. Llegó en 5 minutos.



Alguien golpeó mi puerta. Crucé los dedos para que fuera mi hermana y precisamente ahí estaba la Mona, chascona y colorada parada en el umbral mirandome con cara de perrito atropellado con sarna.

-¡¡TENIA MIEDO POR TI!! - Y me abrazó, llorando.

Uno por supuesto, como hermana mayor no puede largarse a llorar como Magdalena, tiene que representar una autoridad creíble y por eso nunca me ha gustado que la Mona me vea mal porque se supone que soy algo así como su madre fictisia. Y si una madre fictisia se largara a llorar se me caería el mundo.

La abracé y le dije bromas como "pero bebé, si el temblor fue pequeñito", "no pasó nada, mira no se cayó nada", "justo llegaste, estaba a punto de tirarme por el balcón". Le di un vaso de agua y le pedí que me contara como sintió el temblor en su colegio. Para calmarla y hacer hora, pero por dentro estaba desesperada, esperando que llegara mamá.

Y la Marisol Pradera entró rauda y veloz, bien colorada, nos abrazó, y nos dió un beso.

A los pocos minutos llegó el Osman y nos miró:

- Hasta afuera se siente el olor a copete desparramado.

Bueno y al final todo resultó bien. Ha sido una de las peores cosas que he vivido, recuerdo otros temblores cuando era más chica y abrazaba las piernas de mi mamá llorando. Pero ahora fue la Mona quien abrazó mis piernas y quien estuvo llorando a mi lado. Más que nada eso, la sensación de madre que tuve ni se las explico, pero creo que daría mi vida por la Mona y a veces soy más madre que hermana y más estricta que simpática.
Bueno, me fuí por otra rama. Espero que la gente esté mejor. Aquí es zona de catastrofe, pero no lamentamos muertos. Igual pese a todo somos un país bacan, sísmico, racista, miedosos, impuntuales, peleadores, pero no lo cambiaría.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Peripecias de una perna in the dance floor



Me voy en un colectivo hacia un recinto de entretención juvenil nocturno, con un presentimiento extraño en el estómago. No sé si se debe a mi mal alimentación de estos últimos 2 meses o es porque el colectivero me cobró una luca y cinco cigarros. Cuando llego allá, me doy cuenta de que no soy una mina producida coqueta ni cualquiersh onda, no. Soy un rotundo fracaso como bomba sexy y las niñas ya comienzan a hablar con niños mientras hacemos la fila para entrar. Yo miro el piso y me meto las manos a los bolsillos; bostezo.
Sí, Dios, soy en exceso fome. Ni con un vodka en el cuerpo me prendo. Primero porque hay poca gente en la pista de baile y segundo porque todos parecieran haber sido programados para saberse la letra y la coreografia del regeton más popular del momento. Y yo que me quedé pegada con la gasolina me limito a mover los brazos inanimadamente, de aquí pa allá, de aquí pa allá... ¿se han dado cuenta que la mayoria de las canciones te dan ordenes de como bailar? Te dicen: "agarrala, pegale, azotale, sacala a bailar.." Yo no quiero que me agarren, si me peguen, ni me azoten ni me saquen a bailar. Y mucho menos el tipo poco agraciado que me mira desde un extremo de la pista. Se lleva el cigarro a la boca con esa expresión de macho recio buscando su presa, deja un vaso en la mesa y se acerca.
- ¿Querís bailar?
- No
Se va.
Uno a cero. A favor de no se quién.
Es que no me hallo bailando con alguien tan así como así, creo que se debe a malas experiencias. Ellos creen que porque uno les dice que sí, tienen derecho a toquetearte como quieran y peor, tratar de darte un beso. ¡Y los hombres no cachan que a nosotras eso nos carga!... Bueno, a mi me carga, pero mi amiga, la que baila al lado acaba de conocer a un niño y bailan como si se conocieran de toda la vida. "SUAVECITO PARA ABAJO" y la miro y esta en el suelo prácticamente en posiciones extrañas, y no entiendo este contorsionismo juvenil.
Yo prendo un cigarro y me entra humo al ojo, suena una canción que me recuerda a algun momento, a alguna fiesta, a alguien. Me rio, sola.
Le digo a mi amiga que voy al baño. Salgo como puedo entre el tumulto de gente, camino por el largo pasillo lleno de hombres que se dedican a mirar como "sandunguean las chiquillas". Más de uno me toma el brazo, me tiran piropos y me sacan a bailar.
No, no, gracias, no. ¡No! ¡Basta!
Llego al baño, y me miro al espejo. Mi cara es terrible, mis ojos estan rojos por todo el humo, tengo el pelo más desordenado que de costumbre y por supuesto, me veo pésimo con esta polera horrible manchada con cerveza que algún imbecil lanzó por los aires y cuya lata rebotó en mi cabeza. Miro a la niña de al lado y no puedo creerlo.
Es que las mujeres somos super fijonas, sobre todo en otras mujeres, pero esta niña no medía mas de un metro y medio, iba con una mini que no le alcanzaba a tapar nada y se levantaba la falda para arreglarse el colaless mientras hacía equilibrio en sus tacones aguja altísimos plateados y con brillos y mariposas.
Me da el ataque de risa, la niña me mira y me hago la tonta. ¿Cómo su mamá la deja salir asi? Ya me puse criticona, María Luisa, sale y trata de pasarlo bien.
Salgo del lugar y me voy a otro sector de la disco. El lugar de la musica en vivo, el vocalista se cree rockstar y anima al poco emocionado publico que lo acompañe con las palmas y nadie lo pesca porque es demasiado artista para sus cosas. Me quedo ahí un rato mirando, se me acerca un tipo, de tal vez 30 años y me hace la pregunta que más odio en el mundo:
- ¿Y usté porque tan solita?
No estoy sola, mi pololo fue a buscar un trago. Miento. Me rio por dentro y el viejote se va. Lo sigo con la mirada y veo que se acerca a otra chica sola y creo suponer que le dice la misma sarta de estupideces. Pero con ella le resulta.
Decido volver a la pista de baile, y cuando llego allá me doy cuenta de que mi amiga se ha desaparecido con el niño que conoció. Voy a la barra y me tomo una cerveza con limón, me quedo sentada un rato y se me acercan dos niños. Rechazo a los dos de inmediato. Y la verdad es que ni les miro la cara, ni me fijo si son atractivos y no me dan ganas de conocer a nadie.
Hago un salud con el que me sirvió la cerveza, me rio un rato y decido volver a bailar. Claro, han puesto un tema ochentero, y se me sale la cindy luper que llevo dentro y me pongo a bailar tranquila al lado de mucha gente. Y pienso muchas cosas, como que tal vez hace un par de años me hubiera desesperado por bailar sola, me hubiera ido hace rato, o tal vez estaría bailando con un niño bonito. Pero estoy tan bien así, porque bailo con mis pensamientos, recuerdo cosas, los sonidos me llevan a otras épocas y la paso bien.
Eso es lo que no entiendo de muchas mujeres. Si no bailan con hombres no la pasan bien, no pueden ir solas al baño si no se pescan a nadie, es una noche perdida, y bailar sola es lo peor que te puede pasar. A los poncios y poncias no las paso, no sé si soy en extremo fome o es que aún no ha aflorado en mí, esa chica coqueta que no pierde el tiempo en bailar con sus pensamientos.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Nostalgia Noventera

Para nosotros lo mejor es no criticar ni apoyar a los pinochetistas. Porque pocos sabemos realmente la historia y los que la conocen ya no quieren seguir peleando ni arrancando de los guanacos (hay excepciones, por supuesto). Somos parte de la nueva generación de artistas frustrados, pokemones, pelo lais, inmigrantes y especies subnormales. Pero todos nos parecemos en algo: queremos un mundo mejor, queremos la nueva revolución de las flores, pero somos tan flojos que no nos motivamos en hacer nada.
Y esto se remonta a muchos años atrás.
Empezando por la más tierna infancia, los que venimos de la generación de los noventa no podemos olvidar programas como Cachureos, donde todos le teniamos miedo a chanchoman y tratabamos de hablar como el señor lapiz. Teníamos esos libros con dibujos de frutillas y melones que si tu frotabas, despedía un delicioso aroma frutal. Y claro, infaltable el libro disney con casstette rosado que te contaba la historia (a prueba de analfabetos) y sonaba una campanita cuando tenías que dar vuelta la pagina y era todo tan lúdico. Oh, por Dios.
Los juguetes más pedidos para navidad era el pequeño pony de plástico con cara de burro, los ula ula, el Topo Yiyo, la muñeca que traía una tina rosada, los infaltables power rangers y las polly pocket.
En el colegio era costumbre tomar esa leche aguada que regalaba el ministerio de educación, y unas galletas durísimas cuyo sabor era un misterio. En los recreos se jugaban con las bolitas de vidrio y a la pillada. Y no estabas en la onda si no decias: "Oooh mira esa canica, ¡esta mortal!".
En el colegio también nos vacunaban y nos ponian un timbre con carita feliz si te portabas bien y dejabas de llorar, y nos ponian fluor y terminabamos vomitando todos sobre un basurero.
Cuando llegabas a la casa tenías que ver María la del barrio, Marimar, y María Mercedes pa servirle a usté; o la novela de Chayanne con la Yuri, Nubeluz y lo más mortal era ver los Simpsons después de video loco, porque ya era tardísimo, y nos sentiamos placenteramente culpables de quedarnos hasta tan tarde.
Los sábados, los que despertabamos temprano, nos gustaba ver el comienzo de las transmiciones de Canal 13, cuando salía el angelito y se iba al cielo. Algunos veíamos Bananas Split y los Thundercats. Pero lejos, los mejores recuerdos son esos días de playa, que te ibas con tu familia escuchando a John Secada y a Emmanuel, te echaban bloqueador Rayito de Sol que eran del tipo stick, y te dejaban dos rayas de colores horizontales en cada mejilla. Y claro, el sol no pegaba tan fuerte y el mar siempre era hermoso, después comiamos huevos duros y cuchuflis y cuando atardecía te ibas a la casa y te bañabas con agua helada junto a tus hermanos o primos que hacian fila india para ser maguereados...

martes, 6 de noviembre de 2007

Lo que sufren las mujeres

Las mujeres somos la especie mas extraña del planeta. Nos excusamos diciendo que una vez al mes tenemos cierto problema hormonal y por eso nuestros cambios de humor, lo cual es totalmente falso: eso lo decimos para que nos obedezcan.
Somos mas brillantes que los hombres porque tenemos este sexto sentido maravilloso, la capacidad de imaginarnos situaciones y sus consecuencias. Cosa que muy pocos hombres pueden hacer; porque la mente femenina es peligrosísima.
Existen las mujeres estúpidas y las mujeres brillantes intelectualmente. Las que no saben mucho de contingencia mundial y se preocupan de que los zapatos combinen con la cartera y las que se rien de chistes de política y a medio día tienen un comentario acertado de actualidad.
Existen mujeres felices y mujeres a las que les gusta sufrir. Y hoy hablaré sobre éstas últimas.
Las mujeres de este tipo, les gusta tener alguna preocupación estúpida en la cabeza. Les gusta estar acongojada, con dolor de estómago porque se preocupan demasiado de cosas que no requieren mucha preocupación.
Pero les gusta sufrir, les gusta que la apreja sea malo, mientras más le pega, mas lo quiere y más lo defiende, porque piensan "el cambiará, me prometió que nunca más me va a tratar de maraca embustera, yo lo quiero" Y ahí se quedan sentadas esperando que cambien, les salen arrugas y estrías esperando algun cambio positiva.
Pero los hombres que maltratan física y sicológicamente NO CAMBIAN.
Yo ni siquiera deberia tocar el tema porque no he leído nada acerca de esto, pero supongo que bordear los 20 años y ser una jóven maltratada no es el ideario de vida que quiero para algunas amigas conocidas que tengo.
Las mujeres que les gusta sufrir, supongo que lo hacen para dar lastima. Es triste, porque buscan aceptación mediante lastimeras historias macabras sobre los actos de hombres malvados que las tratan mal. Pero es muy facil liberarse de hombres violentos. Esto es lo que yo haría si un pololo mío me maltratara:
1. Contarle a mi familia
2. Esperar que este dormido y pegarle con un uslero en la cabeza
3. Llamar a los carabineros, al sernam, a los bomberos y a la guardia nacional
4. Amenzarlo con que si lo veo de nuevo le voy a disparar con una escopeta
5. Echarle cloro en la comida
Si con eso todavia sobrevivive, es porque es algo parecido a los zombies de resident evil y no queda más que ahorcarlo.
Las mentes femeninas somos peligrosas, sobre todo las mujeres poco intelectuales como yo.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Tengo miedo, mucho miedo miedo




Ver una película de terror no da miedo si ves la película acompañado de ocho personas, con las luces encendidas y tomando una cerveza, el miedo desaparece. Da pánico sí, cuando el entorno hace que todo sea tenebroso y el miedo se te cuela por las venas, todo se vuelve frío. Y dan ganas de apagar la tele y salir corriendo a un lugar donde haya luz y haya sonido de gente que habla de política, o los matinales por ejemplo. Los matinales de los canales chilenos me quitan todos los miedos.


Hay cosas que me dan mucho más miedo que los zombies, las calaveras, los fantasmas y los gremlins adorables que les cae agua de casualidad. En sí, la mente humana es complicadísima. Cuando una persona se vuelve loca, puede crear un personaje macabro en su interior y ser peor que Lecter en Hannibal o peor sicópata que Shooter de Johnny deep. Y al final, los sicópatas y los flaites gordos son los seres más peligrosos que existen actualmente en el mundo. Y a esos les tengo miedo.
También le tengo miedo al gato cosmico, ya que una vez un amigo me comentó que el final de la serie tan otaku para mi colesterol, el chico que era el dueño de el gato cosmico, había salido de un coma recientemente y se habia imaginado al gato azul que hablaba y que tiene todo un merchandaising durante todo el tiempo. ¡El gato habia sido un sueño! Mierda, ¿Cuántas tonteras puede crear el cerebro humano?


Tambien me da miedo Marco Antonio Solis, simplemente porque mi abuela me dijo que era una representación de satanás en la tierra, ya que no era posible que una persona ganara tanta plata siendo la cara de un detergente rancio y que a su vez, se vista de balnco en los escenarios y le agradezca a su pastor en voz alta. Yo a mi abuela le creo todo.


Y otra cosa que me perturba demasiado son los monitos de lego. Primero porque pueden estar en todas partes, son medios omnipotentes, siempre tienen esa misma expresion tranquila en el rostro cuadrado de plástico, como que conocen tus secretos mas intimos y no dudarán en contarselos al mundo. Además los legos son super hiper pequeños y cualquiera se puede tragar un lego y morir asfixiado. Pero igual me resulta patético pensar que alguein pueda morir ahogado por tragarse un lego.


Y la cosa más peligrosa en todo el mundo y eso no peude faltar en los peores miedos del 42% de la poblacion mundial: los chinitos. Los chinos son super terribles, son más de la mitad de toda la poblacion del mundo, si ellos quisieran podrian venir y dominar todo el mundo occidental y hacernos chapsui a todos nosotros, nada de alo esta flancisca?... No... lo chinos son super pelígrosos, así que si ves un chino debes matarlo antes de que se reproduzca.
Bueno, y esa es otra cosa, ya que por alguna extraña razón todo lo que la mente pervierte me produce pánico. Y no poder escapar de tu propia cabeza es una cosa inimaginable, así como que mi pensamiento no puede imaginarse un universo infinito o el comienzo de un arcoiris en primavera.
Lo cierto es que si alguna vez yo me vuelvo loca, tengan por seguro que lo primero que haré es dispararme (luego de haberle disparado a algunos cuantos).

Sólo un amigo de verdad puede decir verdades tan crueles




LA MARICONA DE LA POLLO




Es la mujer mas maricona del mundo, ¿¿¿Saben por que??? Por que me puede decir las cosas que si me las dijera otra persona la agarro a pata en el culo, pero a esta weona no, me dan risa, pero me duelen, esa es su unica defensa contra mi.
Es mui maricona, hoy dia me a dicho como 5 veces que me juro pobre. Tai mas weona que me voi a jurar pobre!!!. Lo que ella no entiende es que yo ya no soy el weon que salio de cuarto medio, que ahora es otro weon, mas simple!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! mas simple!!!!!!!!!!! mas simple que tu, Poio soi 234 veces mas simple que tu. Nuestra amistad se basa en webeo culia, esa wea debemos trabajarla, todo el dia weando. Pero te diste cuenta que las tallas de antes ia no me dan risa, por que cambie po culia.Y TU TAMBIEN TENI QUE HACERLO SONAPAPICH.






EL DESADAPTADO DEL PAULO



Es el burro de carga mas hediondo de serena. Se jura bacan porque escucha R&B y se cree que esta fuera de la onda fotolog todo porque dice que noe stá ni ahí pero yo se que se la pasa metido en fotolog sicopatiando a las minas porque es super desgraciado y además me carga que sea tan peleador Paulo, tu no te day cuenta pero yo soy de las pocas amigas que te van quedando, porque tu dices que es el mundo el que es culiao y la gente que es pasá a caca pero no te day cuenta que el problema no radica en las demás persona que en ti mismo, tuuu!! que dices que los demás no tienen alma, tú!!! que criticas al pobre mundo cuando en el fondo dabes que todas esas criticas las dices porque son cosas fétidas que no soportas ni de tu persona. Entiende, mierda. Hasta cuando.

La familia




Uno de los grupos que más odio en el mundo es pimpinela seguido por el solista Alex Sintek que es un gordo reprimido al cual odio porque los gordos deberian ser sacrificados en la hoguera.

Pero volvamos a pimpinela, les cuento que me carga porque mi papá siempre pone el "cassette" cuando viajamos, y además ellos se la pasan peleando porque el tipo la engaña y la engañada tiene que plancharle las camisas pero ahora es ella la quiere estar sin él y al final todo es un dramón venezolano y conchalevale chico un desparrámo de lágrimas y puteadas.

Pero Pimpinela tiene una canción que me llega, se llama "la familia" y ayer celebramos el cumpleaños de mi abuela y por eso hoy me siento inspirada para hablarles de mi familia.


Todos sabemos que uno no elige a la familia que le toca y cada quien tiene lo que se merece. Mi familia es súper normal, somos hartos y nos juntamos siempre a comer como chanchos porque somos todos una familia de gorditos rosaditos rebosantes en tejidos adiposos y nos gusta el pavo asado, el ceviche y que mi abuela se ponga a bailar con las castañuelas.

Siempre hay un tío que toma más vino de la cuenta y que recuerda a algún familiar que falleció, también está la nieta con el pololo que hacen la pareja perfecta y correcta, está el primo que no habla nada y que además es vegetariano y no le gusta el futbol pero cuando empiezan a correr las cervezas, habla hasta por los codos. Está la matriarca, la señora que parla italiano, que pone los puntos sobre las íes y la que que canta boleros de Luis Miguel abrazada a su mejor amiga, otra señora que siempre esta sentada a su lado, dos o tres años mayor que la matriarca pero con el mismo voluminoso pelo rubio platinado escarmenado y la joyería reluciente sobre sus pálidos cuellos empolvados. Está la tía que sirve la comida, y que nunca se cansa de atender a nadie y siempre tiene una sonrisa en su rostro. Está el tío que cuenta chistes de doble sentido y que le pone apodos a todos los que se cruzan por delante, está la tía que le da ataques de risa a la segunda copa de champaña y empieza a abrazar al perro que dice siempre que odia pero cuando se encuentra en un estado etílico importante, lo quiere más que el cielo. Y está el otro nieto, el grande cuyo aspecto desaliñado indica que su cuerpo no ha tocado agua durante tres dias, y se limita a comer con la boca abierta y a reirse de las tallas ordinarias del tío que le pone apodos a todos. Está la nieta despeinada que se come la lechuga con la mano y sin aliñar y que reclama porque en la radio suena pimpinela, está la nieta mas pequeña que se come toda la fruta del ponche y llora porque no le dan en el gusto. Está el padrastro que siempre está arreglando las cosas que se hecharon a perder, el tornillo que se salió, el carbón que no prende, la radio que se escucha mal. Y está la mamá que dice que prueba el pisco sour pero que termina tomandoselo todo y luego de que se acaba, pregunta: ¿y quien se tomó el pisco sour?.

Durante las próximas 3 horas aproximadamente, luego de risotadas, burlas y proyectos para el verano, se largan todos a dormir, a jugar cartas, a lavar la loza o al supermercado a comprar más comida porque para la hora del té comeremos carne asada y tomaremos más vino tinto.