miércoles, 25 de febrero de 2009

En un sushi bar, karaoke de amor

Hay muchas cosas en la vida que resultan insoportables para el ojo humano, ya sea la exposición prolongada al sol, las emanación de aquella sustancia invisible que emana la cebolla y sobre todo los fondos que se utilizan para poner las letras de canciones en las pantallas que proyectan los karaokes. Son perturbadores, a veces pueden ser fondos computarizados de figuras geométricas o empalagosos atardeceres. Muy pocas veces son lo que deberían ser, fondos planos de un color que haga contraste con las letras y otras veces son recreaciones de situaciones romanticas al punto de causar nauseas.


No hay nadie que no haya estado frente a un karaoke. De hecho, desde hace algún tiempo, está de moda tener dvd's de ello y micrófonos en nuestras casas, e incluso ha llegado a reemplazar a la sillita musical en los programas de televisión.


Personalmente me siento agredida por este nuevo modelo de diversión en masas, me parece extraño que siempre en todos los lugares donde se cante karaoke, hayan cantantes profesionales. Sí, siempre el gordo de la mesa de al lado canta bonito, su pareja canta perfecto y hasta la mesera tiene una voz privilegiada... entonces, ¿por qué cuando canto yo, nadie aplaude? Me da rabia, hasta la persona que menos cara de cantante tiene, canta bonito y yo hago el ridiculo.


Me puedo tomar hasta cuatro piscolas y sigo haciendo el ridículo, no sé cómo lo hacen los que llevan seis jarras de cerveza, no entiendo cómo son las cuatro de la mañana y yo que me he dedicado a gritar las canciones ajenas, ellos las cantan de forma perfecta.
Existen pocos pelotudos como yo, pero siempre hay. Somos unos pares de ridículos a los que nadie aplaude y pese a todo nos tenemos que conformar con mirar como la gente besa los micrófonos y provocan enfervorizados aplausos de la multitud.
Lo peor de todo, es que siempre las canciones son las mismas: los enanitos verdes y sus viejas cartas, una pala y un sombrero de gervasio, algunas extrañas de ella baila sola y la infaltable shakira.


En momentos como esos, comienzo a preguntarle a Dios porque no me entregó dones entretenidos, tener la capacidad de lanzar humo de cigarro por las orejas, poder aguantar el aire durante 3 minutos, doblar mis extremidades de formas extrañas, tocar un instrumento, realizar con éxito algún deporte o cantar bonito.

Pero en fin, he de conformarme con lo que me tocó, tener un agujero en la mejilla llamada "margarita" que sirve para divertir a mis amigos cuando éstos estan borrachos e imitar a elvis cuando soy yo la borracha.


En fin, creo que tendré que aprender a vivir con eso... aplaudir cuando un desconocido cante bonito, mientras Frank Sinatra se revuelca en su tumba cuando yo grito, al compás de los aplausos de mis amigos: "New york, New york"


lunes, 23 de febrero de 2009

Respondo: no hago daño

Ahora que las cosas han cambiado, me pregunto cual será la base de las nuevas respuestas para las preguntas utópicas que me prontaré a responder. No sé si es bueno pensar en ello, a lo mejor debería comenzar a pensar en una nueva programación para los días de marzo, hasta debería preocuparme del brusco cambio climático que amenaza con lanzarnos un crudo invierno al punto de congelarnos los tiempos. O congelarnos las piernas. O perdernos en la frialdad de las emociones.
Oh no, es que yo no me quiero convertir en un dementor. ¿Podría haber algo peor que hacerme auto daño? Que a ratos todos tenemos pensamientos suicidas, cuando miro el espectro del humo del cigarro y pienso en los tiempos. Ay no, evitaremos pensar en tiempos y en daños porque nos quita tiempo y nos hace daño. ¿Podría haber algo peor que hacerte daño?
Cuando las cosas se ponen de tonalidades oscuras, es mejor abrir las ventanas. Dejar que corra un poco el aire, dejar que se ventilen las sulfuraciones, dejar que el espectro se deshaga y comenzar de nuevo a ordenar el cataclismo de nuevas ideas y nuevas palabras que podríamos haber inventado, pero que por desgracias ajenas no se llevaran a cabo.
Si he de reordenar mis nuevas celúlas, comenzaremos por invertir en tardes floreadas y reflejos acuáticos, así por lo menos evitaré morirme de pena al saber que te hago daño.

Prólogo

Estoy brillando como si me hubiera caido en un frasco de cola fría y me hubiera dejado secar dos días y luego me hubieran embetunado de alguna cosa brillante, así brillo. Con esta transparencia insípida, con esta sensación de perpetuidad eterna, como si todas las cosas que cayeran sobre mi fueran brillantes y no me tocaran. Me dejo brillar, puede ser una de las más grandiosas ideas para olvidar el olvido y enamorarse del desamor. Quiero creer que puede ser así.

domingo, 22 de febrero de 2009

This place is a prison

Cualquiera que se jacte de conocer la movida electro house de The Postal Service, no puede dejar de lado esta canción: el himno de las almas aburridas escondidas en la penumbra del norte. Los que nos dedicamos a contar las líneas trazadas en la carretera, los que pensamos en cuántos cientos de miles de signos "pare" y "ceda el paso" deben haber en todo el país, los que cantamos en voz baja porque al de al lado le molesta nuestra musica, los que preferimos enfrascarnos en alguna película para vivir sensaciones y emociones, sólo nosotros podemos hacer de esta canción nuestro himno personal.

viernes, 20 de febrero de 2009

Morir es colgar la ropa

Abrí la puerta de madera desteñida y crucé el umbral. Sentí que sería quizás lo último que haría en mi vida, me sentía como emperatriz a punto de ser quemada en la hoguera. Di un paso y mis pies descalzos tocaron una tierra gris que había sido espolvoreada antes del nacimiento de mi infinito dolor, también habían trozos de piedras carcomidas y plantas que se adherian con fuerza a la tierra seca. Mis labios estaban muy juntos, mis ojos intentaban mirar pese a que la luz me enceguecía.
Si esto era morir, no era tan malo al parecer. Di tal vez unos veinte pasos más y sabía que mi destino acabaría de esta forma: colgando la ropa que había sacado de la lavadora para luego ir a ver la teleserie.

miércoles, 11 de febrero de 2009

La cucaracha

Esta mañana cuando desperte y me di cuenta de que me había convertido en una inmensa cucaracha, asquerosa y gris, con infinitas patas saliendo de mi abdomen y mis ojos, brillantes bolas como espejos oscuros que reflejaban solo mi nauseabundo aspecto, me di cuenta de que seguía soñando. Estaba claro que Kafka había consumido algún alucinógeno para suponer que su actor de papel se había convertido en una cucaracha, y pienso que para representar la depresión, mejor convenzo a todos de que me convertí en una adicta a los fármacos y que eso me hizo adquirir un tono de piel más grisáceo en donde mis ojeras, como grandes arcos negros, suponen un excelente y más creíble disfraz que la metafórica cucaracha.

La musica a través de los tiempos locos

Los primeros registros musicales en la historia de nuestra humanidad se dieron cuando al hombre se le ocurrió abrir la boca para gritar porque un dinosaurio se lo quería comer, luego los gritos comenzaron a perfeccionarse y a utilizarse como medio de comunicación al inventarse el lenguaje hablado, posteriormente los monjes de algunos monasterios tenían aficiones raras como cantar de forma gutural con el fin de acercarse a Dios. Y así, a traves de la evolución humana y el perfeccionamiento de las herramientas acústicas, el hombre fue capaz de contruir con palitos y pidras, elementos que le permitieron meter bulla y darle sentido a sus miserables vidas. Luego de toda esa parafernalia musical, basta con dar datos anexos como que la primera vez que se emitieron señales de radios fue gracias a un loco británico llamado James Clerk Maxwell a fines del siglo XIX lo que posteriormente permitió que la música y la información se masificara al punto de convertirse en una de las fuentes de comunicación más instantaneas y veraces debido a su inmediatez.Ahora comencemos nuestro viaje a través de las décadas más recientes de nuestra existencia humana en este sistema solar, es necesario definir éstas etapas por medio de características explícitas que demostraron. Comencemos por los oscuros años cincuenta en donde se potenció el racistamente llamado "black" rock, ya que eran grupos de gente negra que se ponian smockings blancos con corbatas de moño y popularizaron el surf rock, especialmente el grupo The Shadows y luego comenzaron a introducirse notas de soul a cargo de Ray Charles y a finales de esta época, la Beatlemanía comenzó a brotar gracias a The Quarrymen (el nombre anterior del cuarteto británico).En los locos años sesenta surge la musica beat a cargo de una invasión de grupos británicos como los Beatles, The Rolling Stones, The Beach boys, Jefferson Airplanes y The Doors entre otros, quienes al comenzar a consumir drogas alucinógenas, crearon sonidos nuevos y espectaculares, introdujeron la psicodelia en la vestimenta y en el arte y fueron los propulsores del amor libre por sobre la violencia, lo que por consecuencia terminó en la prohibición absoluta de las drogas a nivel mundial (al parecer las autoridades preferian la violencia ante las drogas).Durante los años brillantes años setenta, la locura hippie comenzó a decaer para dar paso a la gente con afros y patas de elefante, nos referimos a onda disco con representantes como Kc and the sunshine band que hicieron que millones de personas bailaran como si batieran mezcolanzas de derecha a izquierda; Gloria Gaynor, Jackson five y los Bee Gees entre otros, fueron los encargados de darle vida a una década de profundos dolores sociales.Llegamos a los despeinados ochenta y nos encontramos con una onda muy rara, la cosa se volvió media nostalgica al punto de ser agresiva y se centró en la venganza del punk, en la nueva ola del heavy metal británico, del indie y el surgimiento del pop, grupos como The Smiths, Plasmatic, Guns n' roses y el clásico The Who. En nuestro caso más próximo, los ochentas son sinónimo de Soda Stereo y los enanitos verdes, quienes con letras aplastantes y las guitarras afiladas de los prisioneros, convirtieron a los seguidores de esta musica en enfervorizados nostalgicos de los sonidos perdidos.Y llegamos a los futuristas noventas, la década musical que celebra la llegada del nuevo milenio con sonidos que rayaban lo moderno al punto de introducir notas computacionales en sus videos clips que auguraban un futuro plagado de robots (si es que nos salvavamos del cataclismo que muchos artistas de esta época creían que iba a suceder) sus grandes exponentes son, claro está, las boy band, los Backstreet Boys, Five, N'sync, Westlife, y sus antítesis femeninas con las Spice Girls, Vengaboys, all saints y sugababes cuyos trajes metalizados y pantalas extrañas de fondo que simulaban entornos azulados y grises, pretendian dar formas modernas. La música latinoamericana de los noventa, que seguimos escuchando en matrimonios y discos pasadas de moda, es música para celebrar la llegada del año dos mil, sus principales exponentes son Sandy y Papo y el simbolo (muerase usted de risa).Ahora nos encontramos en los indecisos años 10', el conteo ha comenzado nuevamente, sólo que a diferencia del siglo pasado, existen muy pocos registros audibles que tomar como referencia. La música es un arte creado por el hombre y al parecer, la evolución es la única característica en común entre todas las tendencias que ésta ha vivido... es bastante probable que los nietos de nuestros nietos se rian bastante de la música que escuchamos hoy, en nuestros anticuados reproductores de música que para ellos serán artículos obsoletos.

sábado, 7 de febrero de 2009

Open the window, open the door

Muchas veces cuando escuchamos que los japoneses se van a tomar el mundo, llegamos a creerlo por el hecho de que son miles de millones de nipones que nacen con cerebros más desarrollados y hasta con super poderes. Sin embargo, cuando nos dicen que el mundo se va a gringolizar debido a la influencia estado unidense en el globo, nos cuesta creer que algún día los yankis se apoderaran de las culturas latinas y orientales.
Primero comenzaron con el restaurante de comida rápida más popular del mundo, me refiero a McDonald's que nos persigue con sus cajitas felices desde comienzos de la década de los 40' en donde tomaron poderío absoluto en el año 55' cuando alcanzaron su primera franquicia. En Chile, la influencia gringa nos aplastó de forma rotunda, es probable que nuestros abuelos no conocieran la palabra hamburguesa (para ellos era una albondiga aplanada) ni se enteraran de que la comida rápida, o fast food, fueran papas fritas con nuggets (¿pollo apanado?) mientras que para ellos ni siquiera existía la comida rápida sino un simple charquicán que tomaba 3 horas de preparación.
Actualmente, los altos ejecutivos ya no tienen horario de almuerzo, tienen lunchs, después de firmar papers y trabajar durante horas detrás de sus laptops con conexión wifi a través de sus routers en donde almacenan información por medio de sus pendrives. Contestan sus iphones y se aseguran de responder con un rápido "ok" a todas las preguntas.
La invasión de palabras gringas se ha masificado como las cuentas de facebook. Es probable que uno de los mayores responsables de esta generación de nuevos vocablos sea la globalización y el perfeccionamiento de las herramientas que permiten el acceso a redes sociales y mundiales.
Personalmente, nos vemos invadidos de palabras desde el momento en que nos despertamos por las mañanas; almohada es propiamente árabe, mientras que el shampoo es derivado de la hindia (significa apretar y restregar), si usas una gilette y confort, estas usando la palabra que representa a la empresa que las distribuye con mayor popularidad, ya que cuesta referirse a ellas como máquina de afeitar y papel higiénico. Usas un desodorante en spray pero no uno en aerosol, pues pareciera que spray suena más bonito.
Ahora, me pregunto cuántas palabras españolas han adquirido los gringos. "Don Francisco", "piscolita" y quizás algunas varias que han quedado obsoletas o que simplemente sirvieron para burlarse de nuestro idioma.
Si muchas veces escuchamos que aprender inglés es fácil comparado con lo que les cuesta a los ingleses aprender nuestra lengua, nuevamente nos ponen el pie encima y nos obligan desde prekinder a aprender los colores en inglés. ¿Sabia usted que a los infantes gringos le estan enseñando los colores en chino mandarin?
Creo suponer que los ingleses estan aterrados de la invasión del lenguaje nipón por sobre su adorado english, y nosotros sufrimos en silencio, intentando una y otra vez... open the window, open the door.

miércoles, 4 de febrero de 2009

El maldito regeton

Yo no sé porque no me han insertado ese maldito chip que los de la CIA le pusieron a la mitad de los jóvenes de mi edad. Ese chip que te indica que tienes que moverte de forma sugerente en las discos y cantar con mimicas cada trágica canción que todo el mundo pareciera saber. Hay algunos que no se saben el himno nacional pero son capaces de cantar el disco completo de Daddy Yankee.
Como este es mi blog y hago lo que quiero, les cuento que me desagrada el regeton. Partiendo por su nombre desagradable que nadie sabe como realmente se escribe, y además porque todas las canciones tienen la misma base y las canciones es una repetición constante de versos y coros simultáneos.
Aún recuerdo aquel día en que escuche el primer regeton. Era un verano no tan caluroso como el actual. Una noche en un camping de bahía inglesa, fuimos con mis primos a un lugar que se llama “la pérgola” que es el centro de reunión de padres que jugaban dominó y niños que por las mañanas tenían cursos de artesanía con conchitas. La cuestión en sí, es que aquel día había una pseudo discotheque. La gente que frecuentaba el lugar venía de la capital y nos obligaron a poner un cd de una musica que me pareció increíblemente extraña, me cuesta describir la primera reacción que tuve al oír la palabra gasolina en una deformidad de sonidos que no conducía a nada. Recuerdo que me retiré y fui a comprar churros con manjar y no supe nada más de ese tipo de música hasta que se masificó y lo empecé a observar de nicks en messenguer y en los ringtones de celulares.
Primero pensé que podría ser como el axé, un baile estúpido que todos bailamos alguna vez y que ahora se presta para movidas kitsch y sólo logra risitas en los lugares donde vuelven a poner dos o tres temas. Pero el regeton nos persigue hace ya un par de años y realmente me asusta.
Es cierto que cada uno tiene sus propios gustos y no debería descalificar a aquellos que no pueden manejar, carretiar, respirar ni andar en bicicleta sin andar con los audifonos contaminando la acústica con esa musica infernal. Es verdad, yo admito que he bailado, porque si no lo hago quedo como una amargada constipada, y la verdad es que prefiero mover los brazos un rato antes de quedarme sentada toda la noche mirando los puntitos blancos de despiden las bolas de la disco.
Hoy volvía a casa, cerca de las tres de la mañana y puse la radio, comencé a buscar alguna canción que me gustara y llegue sin haber pillado ninguna, sólo escuche temas que salen en las novelas nacionales y el horrendo regeton. ¿Pero dónde estan los Beatles, Queen, The Doors, Ray Charles, Bono, The Clash, The Cure, The beach boys, Joe Cocker? A ellos no los escuchas en la radio a no ser de que sea una radio que tenga mala señal y mala sintonia. Porque la gente ahora piensa que una buena canción es aquella que rima sin importar el contenido, y que tenga sonidos raros que sirvan para ahcer algún paso especialmente indecoroso. Las personas ya no se dan cuenta de que aquello que cantan no tiene sentido alguno, no tiene profundidad, son carentes de esencia y son solamente plagios de otras canciones similares con distintos acordes y distintas letras.
El estilo de musica es el soundtrack de nuestras vidas, personalmente prefiero morirme sabiendo de que el amor prevalece por sobre la violencia y no haberme pasado la juventud disfrutando del “que no pare el sandungueo”.

Rosado y Celeste

La diferenciación de colores por sexo se viene dando desde que un meteorito celeste (realmente era celeste por la reacción química que se produjo) cayó a la tierra y exterminó a los dinosaurios y toda posibilidad de vida dentro de los primeros milenios posteriores.
Cuando vas a un babyshower lo primero es saber cuál es el sexo del bebé en cuestión, para saber de qué color es la mamadera y el babero que tienes que comprar. Los que no saben si es una niñita-mujer o un niñito-hombre, simplemente compran algo amarillo, un color neutro, algo nauseabundo para muchos.
El rosado es el color por excelencia de la mujer. Las niñas que adorabamos a Barbie, sabemos que haber tenido zapatos de charol brillantes con correas, labiales rosados de plástico que simulaban el glamour perdido de las reinas de belleza de antaño, sabemos que el rosado no es simplemente el color de la femeneidad ni el protocolo de vestidos de fiestas de cumpleaños los domingos de cuatro a ocho de la tarde. El rosado representa delicadeza y cuidado.
Los hombres en cambio se ven representados por el azul, o sus derivados en celeste más delicados para cuando viven sus primeros años de vida. Debo suponer que debe existir una razón para que esta entidad masculina se haya apropiado del color azul… creo que para muchos, el verde también es un color masculino. Si le preguntas a un niño en quinto básico de qué color quiere su mochila, responderá azul o verde. Así es como las empresas se aprovechan de esta apropiación de las tonalidades, las jugueterias producen cajas de autitos, dinosaurios y figuritas de acción en colores que han sido masculinizados con el fin de acercarse al publico.
¿Qué pasa si mandas a tu hijo al colegio con un cuaderno rosado? Dos años y medio de terapia psicológica por ser el blanco de burlas de los compañeritos de clases. Suele pasar incluso en la adultez, si un hombre va a la oficina con una camisa rosada se presta para la burla de sus colegas, y de forma algo madura (osea, en pensamientos) se suele preguntar por su indefinida tendencia sexual, sólo por llevar un trozo de tela que ha sido estigmatizado como un color netamente femenino.
No existe ninguna camiseta de fútbol de color rosado, y sin embargo las mujeres vamos a nuestras fiestas de graduación con sendos vestidos azules brillantes. Los hombres no se ponen falda (a excepción de los escoceses) y las mujeres nos tomamos el jeans e incluso los llevamos mejor que ellos. Son pocos los hombres que trabajan de promotores de galletitas con mayonesa en el supermercado, y muchas las mujeres que operan maquinarias pesadas y son gerentas generales en empresas multinacionales.
Al fin y al cabo, si tomas dos fraquitos de tempera y mezclas el rosado con el celeste, pareciera que el más oscuro predomina por sobre el delicado rosa… pero les tengo noticias cromáticas: el rosado sí cambia al azul y lo vuelve morado. Y adivinen qué… el segundo color que un hombre no viste jamás es el morado.

Summertime in Copiapó de Chile

Me siento extrañamente complacida de los atardeceres tóxicos de una ciudad que intenta mantenerse a flote de las napas subterráneas que amenaza tragarse las almas nortinas.
La plaza de armas de Copiapó, despierta cada mañana sumergida en la nostalgia de la bruma, las calles grises pero limpias son sólo un preambulo del calor que promete consumir el espectro de ciertas especies subnormales, que deambulan por sus veredas demasiado pulcras y bañadas de hojas tornasol, en un esfuerzo vano de entregarle color.
Quisiera ponerle un despertador a Copiapó. Una alarma sugerente, una campana que remezca al desierto florecido. Copiapó no es tan malo en verano, es sólo que esta época suele ser cruel con la ciudad.

domingo, 1 de febrero de 2009

La anécdota del desierto

Es probable que la gran mayoría de los hechos graciosamente penosos ocurridos en nuestras vidas terminen siendo una sabrosa anécdota para contarla en los momentos de aburrimiento con los amigos, cuando el juego de naipes empieza a aguarse, o cuando todos cuentan cosas chistosas sobre sí mismos.

La verdad es que mi relación con los buses es de amor y odio, me gusta la comodidades de los asientos y poder ver tele, pero no me gusta la lentitud y el tiempo perdido en ir sentada al lado de un desconocido que probablemente tendrá cuarenta años más y quizás huela cuarenta veces peor.

El punto es que hace algunas semanas me embarqué en bus en el terminal de Antofagasta para dirigirme hacia mi querida tierra natal Copiapó, compré unas Coca Colas para el viaje y algunas cositas para morder, la Rolling Stone y la Paula para leer y me acomodé para hacer más ameno el viaje de casi ocho horas por el desierto de Atacama.

Recuerdo que después de leer durante dos horas sobre los cien mejores artistas del rock, me dió sueño, dejé de lado la revista, tomé un sorbo de bebida y me acomodé mientras observaba la mancha borrosa de café con leche que se imponía sobre mis ojos en la ventana... y pensaba: ¿de dónde salen estas piedras gigantes llamadas cerros? aay, creo que puedo ver formas en las nubes, veo un conejito, una mamadera, el rostro de Jim Morrisson...

Me dormí aproximadamente una hora. Desperté con la boca abierta y con una nada seductora posición corporal, el bus se había detenido y podía ver a algunos pasajeros sentados sobre una animita del desierto fumando con sus rostros enojados. Me bajé del bus y pregunté que pasaba y me dijeron que el bus había tenido una falla eléctrica y que probablemente no volvería a andar hasta que llegase un mecánico desde la ciudad más cercana; el problema es que estabamos en mitad del desierto y no había señal telefónica.

Analicé mis posibilidades: morir de aburrimiento en el desierto hasta que un mecánico hiciera su aparición, lo que además provocaría la desesperación de mi madre, o caminar hacia el cerro más alto a buscar señal de celular.

La opción quizás fue la más arriesgada y estúpida pero claro que me subí al cerro. Por Dios, me había subido a un bus, ¿cómo no me voy a subir a un cerro?. Comencé a caminar sintiendo que varios pares de ojos me seguían con la vista mientras me armaba de valor para destruír mis chalas por el desierto, caminé un poco más hasta que pude comenzar a tararear canciones sin que nadie me pudiera corregir la entonación, saqué mi celular de la cartera y empecé a pelear con las rayitas que indican la señal. Nada. No signal. No fucking signal. Ninguna señal maldita. Cuando comencé a bajar el cerro con la resignación en el suelo, mi celular sonó. El aparato de salvación había emitido un sonido agónico: un mensaje de texto. ¡Tenía señal! ¡Estaba salvada de morir devorada por los cuervos!

Marqué una de las pocas combinaciones de números que no podría olvidar aunque me atropellara un elefante, el de mi mamá. Ring, ring, ring.

- ¿Mamá?

- Pollito, ¿estás en Chañaral hijita?

- No mamá, estoy botada en el desierto, una hora y media hacia el norte de Chañaral y nos dijeron que esta cagá de bus se va a arreglar mañana cuando llegue un mecánico enviado desde Japón en tortuga. Tengo miedo.

"Tengo miedo". Aquella es la frase clave que una madre sobreprotectora no puede oir sin sentir una profunda presión en el pecho e irremediables ganas de correr hacia su cría para protegerla del sufrimiento del desierto florecido.

- Quedate ahí, voy para allá

- Pero mamá, son dos horas de viaje

- No importa. María Luisa no te muevas de ahí que voy para allá.

Colgué. Mi madre venía al rescate como innumerablemente lo ha hecho durante toda mi vida, desde pegar la lentejuela que se cayó de mi traje de ballet, hasta pagar algunos pequeños choques a automóviles estacionados.

Prendí un cigarro, sabiendo que era el último para la noche que auguraba caer fría y sin piedad sobre las almas enojadas con la empresa de viajes, y también para la alma de la animita que deambulaba aburrida en el desierto que le robó el último hálito de vida.

Observé como la gente puede volverse violenta de forma repentina. Fue como una sucesión de colores y formas, gritos y frases maltrechas. Que la culpa la tenían los pobres choferes que ni siquiera traían un teléfono satelital, que la empresa de buses iba a ser demandada y en especial una señora que amenazó con quemarse a lo bonzo si no se hacía algo pronto. Yo en cambio, le pedí permiso a la animita para sentarme sobre ella y esperar el par de luces del vehículo de mi madre. Conversé con una señora no mayor de treinta años que llevaba un pendrive rosado del cual emitía regeton a un volumen considerado nocivo para el oído humano, y me contaba que ella viajaba para estar en Santiago al día siguiente porque tenía que ir al médico y que ahora iba a perder la hora, la plata, el tiempo y probablemente su pega. Luego conversé con una niña de mi edad que resultó ser estudiante de mi universidad y que tenía cara de niña que no sabe nada sobre nada, no tenía idea qué era la cacería de arrastre y me preguntó que era el Greenpeace cuando vió una ballena bordada en mi cartera. Luego de un rato, los choferes se sentaron a mi lado, eran dos y un auxiliar, que me ofrecieron unas frazadas.

No pude evitar preguntar cuán seguido se quedaban en pana. Me contaron que era primera vez que les pasaba y que siempre tenían que tragarse los insultos de los pasajeros, me contaron que ellos no pueden perfeccionarse para aprender sobre mecánica, cosa de ser autosuficientes en caso de probables fallas ya que la empresa se los prohibía. Me dijeron que la gente siempre se roba ls almohadas y las frazadas pensando que la empresa se hacía responsable por esos pequeños hurtos, cuando en realidad era al auxiliar a quien se le descuenta después de cada viaje las pérdidas. Por cada frazada mil pesos, por cada almohada quinientos, en promedio veinte mil pesos de pérdida por cada mil kilómetros recorridos.

Mi madre no llegaba y algunos pasajeros enfurecidos comenzaron a hacer dedo, y algunos valientes comenzaron a caminar hasta chañaral o hasta conseguir que otro bus parase y los acercara hacia otra estación de buses. Yo me quedé sentada sobre la animita, con la nariz fría y envuelta en frazadas, abrazandome a mi misma y evitando pensar en las ganas de ir al baño que pronto supuse que ocurrirían puesto que me había tomado cerca de un litro de bebida.

Cayó la noche sobre el desierto. Vi cuatro estrellas fugaces y algunos pocos pasajeros se fueron a dormir, mientras que la gran mayoría se había ido. Seguía conversando con los choferes y pensaba que quizás mi mamá se había perdido, o tal vez pensó que un bus o una nave espacial nos había rescatado... estaba enfrascada en aquellos pensamientos absurdos cuando vi a mi madre bajarse del auto y caminar hacia mi, mientras yo me fundía en su abrazo.

Estuve tres horas en el desierto conversando con tres trabajadores esforzados, un par de personas que no tenían respeto por nada, subí y bajé un cerro y mi mamá llego a rescatarme a la animita que ahora, cada vez que la veamos pasar por la ventana en nuestros viajes, recordaremos cómo se pueden conocer y deducir grandes historias en anécdotas totalmente ridículas.