miércoles, 29 de abril de 2009

Revistas para diestros

Cada vez que llega una revista a mis manos, no puedo evitar leerla de atrás para adelante. Lo hago de siempre. Debe ser porque el subconsciente no se quiere preocupar de los problemas sociales que se muestran en las primeras páginas y sólo quiere llegar pronto a las últimas donde salen todas las cosas sin importancia, como el horócopo, el clima, la programación de la tele y los pequeños datos sabrosos de la farandula nacional e internacional.
Y precisamente quiero saber porqué la mitad de las personas a las que le paso una revista, hace exactamente lo mismo que yo. No sé si esto nos demuestra que no queremos ver la realidad o es realmente un problema de comodidad física.
Porque, pensémoslo bien: el 13% de la población mundial es zurda y para ellos es muy fácil hojear la revista con la mano izquierda. Pero la gran mayoría somos diestros (y gracias a ello nos salvamos de morir lapidados en épocas antiguas en donde ser zurdo era casi lo mismo que ser judio), el punto es que para la gran mayoría, hojear una revista de manera normal nos requiere un esfuerzo inútil. Porque nosotros los diestros tenemos que hacer un movimiento que no es hacia afuera, a diferencia de los zurdos que hojean hacia la izquierda con su mano izquiera, nosotros hojeamos hacia la izquierda con la mano derecha y al final se nos enredan las manos y damos vuelta todo.
Por eso creo que debería existir una revista que se pueda leer de atrás para adelante. De hecho, me gustaría ser la editora y directora de dicha publicación, cuando vaya más adelante en la carrera para no parecer una estúpida con ideas revolucionarias que a nadie le importa.
Yo sé a usted que lee sí le importa y cree que es un tema relevante en nuestras vidas.
Estoy segura que si se hicieran revistas con ese formato, el hábito y la comprensión de lectura se dispararían de manera impresionante en el país. Y de paso me haría famosa y ganaría plata a costa de la educación en mi país.
¡Viva la educación de Chile, mierda!

martes, 28 de abril de 2009

El virus de la inmunda insensibilidad humana

Desde que soy muy chica, practicamente analfabeta, he escuchado la típica pregunta que hacen en programas de televisión o en conversaciones que se tornan aburridas: ¿Qué harías si supieras que el mundo se va a acabar mañana? Pero los finales del mundo que tenemos pensado son, en su mayoría, bastante glamorosos; caídas de asteroides o diluvios unviersales. Ahora, ¿quá pasaría si dicen que al mundo le quedan 6 meses de vida humana porque apareció una gripe del cerdo que se tomará el planeta?.


La influenza porcina se contagia más rápido que el axé y el regeton juntos y pareciera que ningún científico superdotado puede hacer algo al respecto.Y a mi me da rabia. Cómo la gente prefiere ver Yingo y no poner el CNN donde a cada rato muestran gente con mascarillas caminando por la ciudad de México. Por último que vean el testimonio de Rafael Araneda, pero la gente no quiere saber. Aunque yo misma debería no querer saber... el punto es que más que dañarme el sistema inmunológico, esta situación me tiene mal anímicamente y no hay cura ni agua de las carmelitas que lo pueda solucionar.


El punto es que, sin querer sonar dramática, probablemente seamos la última generación del planeta y no sé porqué tuve que nacer mujer. Disculpen, estoy super alterada, pero si hubiese nacido hombre sería más rudo y no andaría llorando cada vez que pongo las noticias y por último, si no soy rudo y nací gay, tendría que hacerme el rudo para encajar en la sociedad y al final la cosa sería más o menos igual.


El problema es que si se acaba el mundo por una gripe que proviene de un cerdito, jamás podré publicar un libro ni ir al concierto de Paul McCartney ya que probablemente él se muera antes que yo porque sus defensas deben ser más bajas que las mías y seguramente no debería seguir a dieta porque no tiene ningún sentido querer adelgazar si para lo único que va a servir es para que sea más estrecho el cajón.


Y ahora para peor, cada vez que prendo la tele, veo que hay un nuevo caso de este virus letal en algún punto del país. Y la gente se alarma, grita y compra mascarillas porque hay un "supuesto" caso en la ciudad de Copiapó, cuando en México, Estados Unidos y sus alrededores hay casos confirmados de personas que se estan muriendo de gripe. Tienen tos, fiebre y dolor de garganta y saben que se van a morir, tienen trabajo, amigos, parejas y padres. No son casos alejados de una tribu africada aislada.


Es lo que no comprendo, estamos sentados tranquilos viendo el Buenos Días a Todos porque ahí nos acaban de asegurar que no hay ningún caso confirmado en Chile y que sólo estan en estudio... ¡¡Pero hay personas que sufren allá fuera, personas que ni siquiera pueden morirse dandole la mano a alguna persona que aman porque ésta se puede contagiar!!


Me cuesta comprender cuan insensible nos hemos vuelto y cuán importantes se han vuelto los medios de comunicación en masa. Lo peor de todo es que la única manera de que no me consideren una loca, dramática y alarmista es que lo escriba en Facebook, donde las cosas son más light, donde podemos armar grupos del tipo "Yo también le tengo miedo a la gripe porcina oink oink pero no hago nada para crear consciencia".

Quiero Woodstock

En 1969 se celebró un evento en una granja de Bethel, a las afueras de Nueva York, que marcó a toda una generación de hippies adictos a los narcóticos. Se reunieron durante tres días en un lugar que esperaba recibir cincuenta mil personas pero en donde llegaron quinientas mil. Diez veces más de lo que se tenía para abastecer. Aún así, sólo bastó Jimmi Hendrix y su guitarra mágica para crear el espectaculo hippie más grande del que se tenga registros.


Ahora bien, ¿Por qué yo nací en 1987? No me parece justo, porque muchos de mis queridos compañeros ideológicos creemos que nacimos en la era de la musica sandunguera y no nos parece para nada mistico. Hay una onda superflua detrás de todo el perreo y no se pueden recrear reuniones de conversaciones profundas con la persona de al lado porque éste intenta perrear "hasta abajo" y te desconcentra. ¿Entonces que es lo más cercano a Woodstock para los nacidos después del 70? Las fogatas con los enanitos verdes. Pero los enanitos verdes me caen mal porque su nombre es súper idiota. Entonces, ¿que hago con mi vida sabiendo que hace cuarenta años, se reunió un grupo de gente super cool con trajes floreados, con poca higiene personal pero rebosantes de amor libre?

Sólo pudrirme en la época que me tocó vivir. Donde las juntas con amigos se organizan vía Facebook y escuchamos musica envasada de poco contenido ético y moral.




Que me frían viva por favor.

jueves, 23 de abril de 2009

Hoy puede ser un buen día

Anoche tuve uno de esos sueños raros de los que nunca más te olvidas y que te recuerdan que en algún momento de tu vida podrías convertirirte en un loco. He despertado sentada, en mi cama, y con las manos apoyadas en mi rostro contraído de dolor.
Todo esto tiene un origen. Uno bien diet. Resulta que, como al igual que todas las mujeres, cada vez que me miro al espejo, sufro porque me veo más de un rollo quejumbroso. El pliegue de grasa me mira y con una voz bastante engreída, me dice que estoy gorda. Me susurra. Hasta me lo canta. Entonces por eso me puse a dieta de jugos en polvo de baja calorías y a galletas de agua cuando pienso que perderé el conocimiento por inanición. Anoche me zampé 5 galletas mientras miraba la tele, acostada y con susto porque un tipo en la tele había dicho que la NASA escondía información verídica de la existencia de extraterrestres. Me recagué de susto. Pensé en un ser flaco, alto y cuya cabeza desproporcionada giraba hacia mi y me observaba con esos ojos negros y brillantes, perfectamente fijos.
Y sentí la necesidad de ir a dormir con mi mamá.
Pero me aguanté e hice lo que todo miedoso de mi edad haría, puse un canal de dibujos animados en volumen mínimo y le puse media hora para que se apagara. Y me di la vuelta y me acomodé para dormir.
Corría, era un lugar muy frío y muy gris. Me acompañaban dos niñas desconocidas que corrian a mi lado y miraban contínuamente el cielo. Crestas, un meteorito. Era enorme, naranjo y con esa aura celeste en que se ve representada en las caricaturas. Venía por mi y hacia mi, me amenazaba con esos cráteres tan claros que podía observar ya que su tamaño se hacía más y más grande a medida que pasaban algunos segundos.
Iba a aplastarme. Estaba segura de que moriría en algún momento, aplastada por una roca del espacio exterior y además, no había nada que pudiera hacer contra ello.
Decidida a morir, pensé en mi familia y en las personas que quería y desee estar con ellos. Y recordé que estaban cerca, en un afiteatro que estaba un poco más allá en esta ciudad fría y gris. Corrí hacia ellos, recordé porque llevaba corriendo tanto rato, cuando de pronto sentí el calor del meteorito y cubrí mi rostro con mis manos, para despertar sana y salva sentada en mi cama y con los pies y los brazos temblando de frío.
Creo que esta vez me he salvado del aplastamiento de una roca. Ahora tengo un sueño más que echar dentro del saco de sueños imbéciles en donde mi subconsciencia me avisa que tarde o temprano, se me soltará un tornillo.