viernes, 24 de octubre de 2008

SATIRA DEL ABURRIDO
¡Que bonito el día que nos tocó vivir! ¡Cómo le agradezco a los reclames chilenos que me impregnan de nacionalismo con temas extranjeros y retocados para hacerlos suyos en decadentes sistemas económicos! ¡Cómo me llena el alma saber que el 78% de las cosas que tengo fueron echas por japoneses estresados!
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CRITICA MUSICAL
Puedo decir porqué The Killers es un buen grupo:
1.- El vocalista pese a tener gestos homosexuales, es muy guapo y usa poleras con estampados de guitarras eléctricas multicolores.
2.- Cada vez que escucho una de sus canciones, sé inmediatamente que son ellos porque los sonidos no plagiaron a ningún artista anterior.
3.- El silencio que existe entre una canción y la que le sigue, es terriblemente abrumadora.
4.- Me dan ganas de saltar y cantar con odio por la ventana.
5.- Sus letras son apasionadas y no un conglomerado de palabras sin cohesión ni coherencia.
Puedo decir porqué Café Tacuba es un mal grupo:
1.- El vocalista es repulsivo, viste trajes rosados, sombreros inspirados en cabezas de animales de granja, y cuando canta pareciera que sufriera de un ataque de epilepsia.
2.- Cada vez que escucho una de sus canciones, la confundo con otras similares de artistas de poca relevancia.
3.- El silencio entre las canciones me produce un irrefutable placer.
4.- Me dan ganas de saltar por la ventana y revetarme los tímpanos antes de seguir intentando descifrar qué es lo que el vocalista intenta decir con esa voz tan horrenda.
5.- Sus letras sólo las conoces si te metes a una página de internet que las muestre, porque realmente son sonidos incomprensibles para el oído humano. Incluso va a la par de Ana Torroja.
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ACROSTICO: "salva a las ballenas"
Sepan que si vas a
Ayudar a los cetáceos
Lo que debes tener presente no es el
Vil dinero que éstos representan ni
Errar en comportamientos deplorables
Normales en los seres humanos
Ballenas, oh ballenas (¿qué te recuerdan?)
Ayudan al ecosistema
Levantan el ánimo
Libres y sumergidas
Entonan melodías silenciosas
No quieren que los japoneses se las coman
Ama la naturaleza
Salva a las Ballenas.
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AUTOENTREVISTA
1.- Si tuvieras un superpoder, ¿Cuál tendrías y por qué?
Me gustaría poder detener el tiempo, porque de esta manera podría comer muchas aceitunas en el supermercado sin que nadie lo note, entrar a las tiendas y saquearlas, si alguien me cae mal podría detener el tiempo y bajarle los pantalones para que cuando vuelva a correr el tiempo éste pase una vergüenza, copiar en las pruebas y darle besos a mis artistas favoritos sin que se enteren y de paso, me demanden.
2.- ¿Qué te motiva a decir tantas estupideces?
Bueno, la verdad es que la pregunta me la he hecho muchas veces en mi vida. A veces no sé de donde saco ideas que con esfuerzo logro cohesionar. Creo que lo único que puedo decir es que me gustaría tener un unicornio en este momento y un poco de aquel licor de 78 grados que venden en una callecita de Valparaíso. Y un par de guantes rosados.
3.- ¿Cuál es tu rutina de belleza?
Por las mañanas me echo agua termal (sí, la misma que le robé del baño a mi madre que ahora esta leyendo esto indignada), y bloqueador Eso es muy importante si no quieres morir prematuramente o peor: que te salgan tentáculos en el rostro. Después repaso el bloqueador cada tres horas, y me aplico una base Guerlain para las ojeras horrendas que heredé (sí, de mi madre, que está leyendoe sto aún más indignada) para luego aplicarle un rubor marca Clinique que compré en el Duty Free de Buenos Aires y que han sido los 45 dólares mejores gastados porque tiene 3 años y aún parece nuevo. Y finalmente un labial marca punga que compre por quinientos pesos en una tienda de trabas en el mall y que resultó ser el rosado más prendido que he visto en cósmetica. En la noche me quito el maquillaje con las toallitas desmaquillantes L'oreal, para luego aplicarme los 3 pasos de pure zone, y para terminar con agua terminal nuevamente cuando estoy a punto de acostarme.

¡Estúpida!


Una vez me dijeron que para escribir bien, debias escribir acerca de lo que conocías. ¡Ajá! Es parte del guión de una película para adolescentes enfrascados en su patética realidad. Ahora que lo pienso, tal vez sea bueno que luego de que apague esto, me vaya directo a la cama y mire de nuevo la misma película que compré hace varios años.

Pero la idea central de lo que hoy quiero decir, es que he vuelto a hundirme en el mismo pozo resbaloso del que me costó tanto salir. Pero la diferencia es que yo misma me lancé en picada al precipicio, tal vez con la intensión de que todo acabara pronto, pero no conté con la posibilidad de quedar maltrecha pero viva.

Pero antes de lamentarme y decir que soy una estúpida, quiero buscar una solución concreta que corte de raíz toda relación con el problema que anda dando vueltas sin enterarse de que me lancé a un pozo con tal de deshacerme de él.

Me sostengo la cabeza y digo en voz baja "Noo... por qué yo, por qué, por qué". No bastó con romperlo todo, ni juntar cada pedazo de papel oxidado en un mismo sobre con la maldita figura decorativa pegada con el pegamento más poderoso del mundo: el recuerdo.

No me atrevo a girar el encendedor y prenderlo. ¿Sería como saltar el pozo? ¿Y si me quemo las ideas? ¿Qué puede ser peor que no poder escribir lo que se piensa?. Y quemar todo lo que me recuerda a la canción de la película, a ése pasado condenatorio que me llevaré al purgatorio. Y me llevo las manos al pecho y pienso "Noo... esta va a ser la última vez".

Tu y yo, ¿qué le vamos a hacer?

¿Sabrá él, sabrá ella lo que yo sé y lo que tu aún desconoces?


Me gusta la idea.

Sé que a ti también.

Un día en la vida

Sí, se supone que todos deberiamos intentar enfocar nuestros ojos en los titulares que los kioskos nos refriegan con tanto esmero. Sobre todo los que estudiamos periodismo y que viviremos de las ventas de ellos. Pero cuesta detenerse en las noticias. Me da un poco de miedo.
¡Despierta! A veces puedo sentir ese reloj despertador, y me doy cuenta de que hay mucha gente sola. Y yo que me siento sola... cuán absurdo pueden llegar a ser mis intentos por autojustificar mis solitarios instantes de pérdida total del juicio.
He perdido totalmente la capacidad de cerrar los ojos. Es un sueño.
¡Qué pesado se me hace arrastrar estas palabras!
He pensado mucho en la multiplicidad de colores cuando logro juntar las pestañas. Si presiono mis dedos contra ellos, logro vislumbrar formas geométricas en constante distorsion. Y me imagino unas flores violetas en maceteros de piedra suspendidos estratégicamente en calles paralelas, todas iguales, salpicadas de mugre impregnada.
Mientras camino por ellas, dejo una estela floreada que me recuerda al instante de Guerlain, y a Ringo Starr cerrando el cuarteto del hombre de ninguna parte, que se maquilla como una profesora de literatura que alguna vez tuve y cuyo paradero desconozco.
Me siento tan de ninguna parte. Tan con los ojos abiertos, tan fría y tan suspendida, sin punto de vista, no sé donde va la estela. Alguien que rescate a Dulcinea.

Girando te vas olvidando


Ahora que lo pienso, no es tan terrible sobrevivir con ello. Tú no lo sabes, ni siquiera lo sospechas. Me lees tranquilo un viernes por la noche, con la cabeza sumergida en la agenda que te recuerda que pronto tienes que dejarme. Intento evitar ver la imagen. Siento que vomitaré entrañas si mantengo la vista fija en ella. Te cuento que me molesta mucho, tú ni siquiera sospechas porque me molesta.

Tengo la impresión de que se nos acabaron los temas. Allá, muy lejos, quedaron las noches en vela donde sólo nos mirabamos los iluminados rostros proyectados de una cámara en la lejanía de la madrugada. Siempre hacías chistes... aún no sabemos de qué hablar... ¿Te lo preguntas? Yo me lo pregunto, y sé que ni lo sospechas.

Me decías que tuviera cuidado, que habían fantasmas escondidos en las sombras de los muebles, la radio, la lampara de pie. Sonreía, sin maquillaje, realmente sin maquillaje alguno.

Como hemos cambiado, como me duele enterarme que ya ni sospechas lo que antes sabías antes de que yo te lo dijera.

jueves, 2 de octubre de 2008

Leete esto

No entiendo porqué a las personas les da flojera leer algo que ni siquiera saben de qué se trata. Solamente ven una seguidilla de renglones muy pequeños y muy juntos, y caen en la desesperación absoluta de negarse a leer aquel bloque de texto que tanto les aterra.

La culpa, creo yo, es del ministerio de educación. Ellos que año tras año ponen en la parrilla educacional los títulos de libros mas aburridos para los niños que empiezan con el hábito de lectura. Mi hermana va en quinto básico y tiene que leer "la ballena varada", cuyo nombre, pese a que soy una amante de los cetáceos no me mueve ni siquiera a leerselo a un niño analfabeto.

Tengo la certeza de que son ellos los culpables, y de los padres porsupuesto.

Cuando yo era chica, como era estúpida, obviamente me dejaba seducir por las páginas rosadas de cualquier libro que procediera de algo relacionado con las barbies. Y me cerraba por completo a leer otra cosa que no fueran las fotonovelas de la muñeca de mattel.

Pero mi padre insistía que leyera el Reader and Digest, que siempre estaba botado en el asiento trasero del auto y cuya portada siempre estaba desteñida por el sol. Recuerdo la historia de una señora que se bajó a comprar pan y dejó a sus dos hijos en el auto y de pronto, no me acuerdo cómo (algo tuvieron que ver los extraterrestres) el auto se precipitó hacia un tormentoso río y la madre se lanzó en picada al agua y levanto el auto como si fuera Hércules y salvó sus hijitos.

Ese tipo de historias son imposible de olvidar, pese a que tenía menos de 8 años.

También recuerdo un libro que mi mamá me regaló y que traía muchas historias mágicas. Eran como la versión rechazada y recargada de la cenicienta, caperucita roja y todos los cuentos de hadas habidos y por haber. Recuerdo en especial la historia de tres hadas que vivían en un bosque y que por alguna extraña razón tenían nombres de prostitutas. Y todas se enamoraban de un principe mágico, y una de ellas mataba a otra y al final las dos sobrevivientes se casaron con el príncipe que nunca se fue a la cárcel por bigamia.

Bueno, y luego vino Potter, las cronicas de C.S Lewis y uno que otro manual dental, sin dejar de lado a Isabel Allende y García Marquez, y el diario ordinario de un tío que siempre llevaba a la casa.

Las cosas cambian por supuesto, yo he dejado un poco de lado mi hábito de lectura. Con suerte leo los portales de noticias en internet. Así que no soy nadie para pedirles que tomen un libro y lo lean conscientemente porque sé que pocos lo harán a no ser de que sea lo único leíble para ir al baño. Y, ahora que lo pienso, hay una relación mágica entre libro y baño.

Deberíamos tener una biblioteca en el baño, o organizar juntas de lectura en el retrete.

Ay, por Dios, que estoy hablando.

Ignoren eso.

Me voy al baño.

¡Adios!