jueves, 23 de septiembre de 2010

El planeta esta loco

Érase una vez un planeta gravitando en el sistema solar. No era muy grande ni muy pequeño. En realidad, era un planeta bastante estándar dentro de los cánones de planetas en el universo que conservan vidas más allá de la netamente bacterial. Este planeta estaba compuesto en su mayoría por agua y tenia algunos trozos de tierras flotantes en la superficie, terreno que albergaba una gran gama de vida vegetal y animal cuyos destinos estaban dirigidos hacia la nada misma. En ése planeta tenían una idea de Dios que había sido consensuada hace más de dos mil años, pero en la antigüedad clásica, también existieron diversos tipos de Dioses que albergaban poderes ocultos de la naturaleza elemental, sin embargo, este choque de ideologías y creencias sin fundamentos, entre otras cosas más, hicieron que un día se perdiera toda razón lógica.

Fue un proceso relativamente corto, cuyas consecuencias se estiman a quinientos años de duración, plazo que probablemente defina el fin del mundo. No se sabe si de pronto el planeta dejará de sostenerse en su eje y caerá a través del universo, arrastrando toda vida con ella, formando una bola de fuego danzante en la nebulosa de las estrellas, realizando un nuevo viaje en la historia de los mundos perdidos o quizás en que constelación irá a estrellarse mientras los más creyentes le rezarán a un Dios que se ríe de nuestra caída. Tampoco se sabe si de pronto el planeta, hastiado de tanta tontería, comience a agitarse con fuerza y se divida en dos partes, formando un agujero entre sus mitades, donde pecadores y no pecadores, caeremos a sus fauces directo a hacernos polvo.

Creo que nunca lo sabremos. Quizás, la solución más cruel que podría tomar el planeta sería dejar que nuevas generaciones intenten salvar el mundo, mientras la tierra se conforma con culparnos por la destrucción de la capa de ozono, el desprendimiento de los polos y la muerte de los animales más lindos que circulan por la tierra por nuestras armas y sentimientos homicidas.

No sé si el planeta se volvió loco o los locos somos nosotros. O nosotros volvimos loco al planeta o Dios tiene la culpa de enloquecernos a ambos.

La escarcha vuela

No debería dejarme arrastrar por ese instinto. No debería volver a pintar futuros con acuarelas, porque los finales de cuento son tan poco probables como la existencia de un linaje real. Pero qué importa, tenía un sueño tan bonito, tan bonito dando vueltas entre las estrellas. En ese sueño tenía mi vestido lleno de mariposas celestes y amarillas, andaba dando vueltas por ahí, como una aspirante a princesa perdida en alguna calle mojada, fría y sucia de un reino desconocido de sombras y hechiceros siniestros. En ese sueño, las ilusiones y las mentiras tenían los mismos matices. La pena volaba alrededor, era un conocimiento que tenía asumido hace muchas memorias, pero en un intento de sobrevivir, soñé en imposibles grandes como el universo. Subí la escalera aún sabiendo que en algún momento iba a caer y me iba a destrozar los huesos.

Aún no te encuentro entero. Solo te observo en pedazos de ojos anónimos, siluetas atractivas de príncipes incógnitos que se pasean entre mis anhelos y retorcidos ideales de felicidad compartida. Me muero de ganas de que te mueras conmigo, desconocido, súbete a mi locura y llora conmigo lo que inevitablemente vale la pena llorar. Luego habrá tiempo de salir a ver el mundo de nuevo, de la mano de infinitos amores de cartón y escarcha.

Ser mujer

Esto de ser mujer en época contemporánea es tan difícil. Contentarnos con el sometimiento de una sociedad machista y que por efectos postmodernos se incita a un nuevo régimen feminista, me parece de lo más absurdo. Ser mujer es sinónimo de resistencia. Lo ha sido a lo largo de la historia de la humanidad y no va a cambiar.

Yo les diré porqué ser hombre es fácil. Ellos no miden causas ni consecuencias, no piensan las cosas tres veces y si resuelven obstáculos lo hacen guiados por pensamientos matemáticos y no sentimentales. A menos de que sean homosexuales, ellos no se toman el tiempo de encresparse las pestañas ni depilarse cada cierto tiempo. Se dedican la mayor parte del tiempo a competir quien tiene sus partes íntimas más desarrolladas, quien puede eructar más fuerte, quien puede orinar más lejos, quien consigue a la mina más bonita de la fiesta y quien gana más plata. Básicamente se trata de eso. Es fácil, ahora el servicio militar no es obligatorio, ninguno de ellos va a la guerra y ninguno de ellos tiene que parir.

A veces quisiera ser hombre. Ser rudo y rebosante de testosterona, no tener que pintarme los labios ni encaramarme en unos zapatos altos, no tener que cargar con mi condición femenina hasta el fin de mis días, no tener que sufrir por mis óvulos contados, no tener que demostrar mis sentimientos por un asunto fisiológico de no poder reprimir nada sin caer en un cuadro nervioso agudo.

Los hombres, si se fijan bien, no sufren demasiado por nada. Ellos retienen un momento y luego olvidan. Ellos ven el fútbol con la boca abierta, nosotras en esa misma fracción de tiempo hacemos un millón de cosas y pensamos más de tres veces los asuntos inconclusos.

Ojala hubiera nacido hombre, estoy segura de que hubiera sido gay, pero ante el oprobio, de todas formas, orinar de pie es un privilegio al que no me negaría.

El tiempo

El tiempo es polvo de diamantes escurriendo entre mis dedos. Mis celulas tienen los días contados y mis órganos fecha de vencimiento. No estoy rellena de mariposas, escarchas y miel como solía creer, sino que de una vorágine sanguinolienta de cosas que laten y que con certeza el cáncer consumirá antes de que el alzheimer me obligue a olvidarlo. El tiempo nos mata, todos los días, sin compasión y sin sentir remordimiento alguno. Es la ley natural de la vida. El tiempo lo sabe, todos lo sospechan y yo lo tengo claro.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Primavera

Compongo esto para ti, porque quiero vivirlo de nuevo.
Quiero volver a pisar esas calles surcadas de aceras mal cuidadas, marcando con mis zapatos de bailarina el mismo ritmo de tus zapatos toscos. A ratos me adelantaba y los ponía de puntillas frente a los tuyos, entre risas y besos de primavera, nos invitabamos a caminar todos los días, a la misma hora y siguiendo el mismo recorrido, rodeados de cientos o más. ¿Qué importaba? No habían responsabilidades más que las de llegar a casa en algún momento del día, así que correteábamos entre suspiros el atardecer y la magia de sabernos jóvenes y eternos, los panoramas que incluían helados y perturbadoras historia familiares. Me llamabas por mi apodo y por mi nombre completo cuando te molestabas, con un tono de voz tan gracioso que adoraba pedirte que cantaras a viva voz en mitad de las calles. Robábamos las flores de la iglesia, de las ventanas los caramelos nos saludaban mientras me fundía en tu abrazo, terriblemente asustada de que las responsabilidades te alejaran inexorablemente de mí. Algún día tendrías que partir y yo también. Mejor no, no pensemos... falta tanto aún para eso.

Tengo la impresión de que no necesitaremos esperar una próxima vida de adolescentes para recrear la felicidad desinteresada de comprobar que sólo existimos, en un mundo subversivo donde soñar despiertos es considerado casi un crimen, existes tú y existo yo, que en otra época fuimos los mejores amigos de este lado del hemisferio.

Más cerca, más lejos

Esto de ser adultos se nos pone cada vez mas pesado. Nuestros papás insisten en que ellos no tuvieron las comodidades y facilidades para desarrollarse creativamente como nosotros, que lo tenemos todo, un mundo entero por salir a mirar, como si cargasemos del estandarte que siempre quisieron tener y que por algún designio superior no tuvieron y ahora nos entregan para hacernos la vida más linda y más fácil.

Nuestro papás creen firmemente que nuestras penas y dolores se calman con un auto, un computador de última generación y televisión por cable en nuestras piezas - eres privilegiado, ojalá yo hubiera tenido todo lo que tu tienes - reclaman ellos, desconociendo el inconmesurable peso que cargamos como una generación de premiados que no elegimos nacer en esta época moderna donde el amor de tácto ha quedado reducido en espacios virtuales inservibles y que forja rapidamente una sociedad vacía. Primero se crearon los diez mandamientos, luego los pecados capitales y ahora existen una serie de nuevos vicios surgidos naturalmente por el cambio del estilo de vida con los que convivimos a diario. La vida virtual y el uso excesivo de las redes sociales, la cultura televisiva creadora de opiniones masivas y el culto a la belleza, entre tantas otras.

Nací con la televisión al lado, me convencieron de que el periodo de dictadura fue una masacre necesaria para erradicar la escoria del país, pero nadie me respondió cuando pregunté de dónde salió la escoria ¿es culpa de la no-escoria? recurro al Internet para recibir información neutra y lleno mi mente de imagenes morbosas, mensajes subliminales y distractores que me pasean por miles de páginas webs, matando mi tiempo y encorvando mi espalda. Al final nadie me responde, no sé si es porque tengo tantas opciones en las cuales creer o porque el mundo conspira para hacerme más difícil el camino de entender porqué somos lo que somos.

Antes te enamorabas de una persona real, no de un avatar ni de palabras escritas en una pantalla de plasma, antes existieron miradas que podian durar semanas e incluso meses. Cuando él te habló, sentiste que el mundo entero temblaba, salieron a conversar tardes completas en el parque, tuvieron conversaciones que no llegaron a ninguna parte más que a saberse eternos y risueños, un día él te besó y se enamoraron. Era simple, perfecto y romantico. Ahora lo agregas a Facebook, miras todas sus fotos para ver si te gusta de todas las perspectivas, revisas sus intereses y sus amigos y ahí recien inicias una conversación en la red y tal vez, en algún carrete y tras algunos tragos, bailaran algún tema de corte sexual y finalmente se besarán para olvidar a la mañana siguiente junto con la resaca. O si te gusta, le rayaras el muro o le enviarás un mensaje de texto al celular.

Antes eras rubia o morena. Ahora existe una gama enorme para elegir colores de pelo, ojos, pestañas, narices y todo lo que la imaginación y un buen cirujano puedan conseguir. El prototipo de belleza hace rato dejó de ser la rubia 90-60-90 y ahora hay modelos y actrices de moda que imponen cada ciertos años un determinado estilo de belleza, a las que millones de mujeres alrededor del globo aspiran a parecerse de algún modo. Alimentando el capitalismo, desnutriendo cuerpos jovenes, es una masacre ideológica que genera enfermedades mentales producidas por la presión social de "tener que ser" para que te dejen "ser". Coincidiendo con Pablo Huneeus, autor de "la cultura guachaca", nos lleva a elogiar su sentencia de que el Descartes moderno diría "Consumo, luego existo", y con todo lo anterior más los índices de suicidio en jovenes alrededor del mundo, avalando que la depresión es una enfermedad de la modernidad, pretenden convencernos de que la vida para nosotros, las nuevas generaciones, esta practicamente resuelta.

Ser adulto se nos pone cada vez más pesado. No sé si somos producto de los inicios de la modernidad o si se trata una generación en transición, de un mundo entero que guarda algún recuerdo de infancia más relacionado con el amor real, la convivencia, el tiempo de calidad, el aroma de una flor, la sorpresa de que una catita se pose en tu mano, los encuentros espontáneos, las noches completas de risas con amigos sin depender de un lugar ruidoso ni brebajes etílicos que los mantenga a todos entretenidos, todo aquello que nuestros papás vivieron en su juventud y que para ésta tecnología que insiste en convencernos de que "nos acerca" al mundo, nos aleja más cada día. Guardo paz en mi corazón porque por lo menos tengo conciencia de ello y la vida, de alguna u otra forma, se asegura de recordarmelo cada cierto tiempo.

Miel

Esa locura que recorre mis células. Esa psicodelia encerrada en mis neuronas, eufóricas, con ganas de brillar por las noches y cargarme durante el día. Me pierdo y me mimetizo con mi todo, con el amor que eres tú, que soy yo, que somos todos y a la vez no es nadie. Esa locura que me hierve la sangre, la miel, las mariposas, las escarchas, el material de las estrellas, de todo lo que estoy compuesta. Esa locura eterna, fluorescente, de morir de a poco mientras se vive y vivir a punto de morir. La vulnerabilidad, el frenesí, los besos y los solsticios. Los lunáticos despiden rosas y lloran en menguante, se matan entre ellos a abrazos sordos, se consumen entre sí y a la vez se complementan. Esa locura de cargar tus facciones por todas las esquinas del mundo y del universo. Floto entre ellos. Soy más etérea que todas las que besarás, más autentica y más triste al mismo tiempo. Estoy hecha de amor, del amor puro e inconsecuente, de la impulsividad, de los pronosticos. Estoy hecha de lo que quisiste que estuviera hecha y evoluciono con la conmoción y las estaciones del tiempo. Tengo las primaveras contadas y los inviernos deshechos. Tengo mil ideas para llorarlas, un millón de amores por conocer, esta vida no me basta para soñar lo que quisiera soñar. Quisiera abarcarlo todo, quisiera disponer de más consonantes e inventar nuevos sonidos, nuevas palabras. Quisiera que me quisieras y al mismo tiempo quisiera no querer que quisieras. Quisiera despertar, pero el sueño es tan dulce, tan cálido, tan profundo. Quiero que me sacudas, artista, en tus nuevos movimientos, quiero que te mueras y quiero morirme contigo luego de eso. Ama a la gente, vuélvete loco, desbordemos brillos incandescentes y salgamos a pasear esta noche, que mañana puede que no exista...


... o que yo ya no quiera.

Breve historia de rock y amor

Lo observé desde lejos, era el hombre más guapo que pisaba la tierra. Prendió un cigarro y me preguntó si me gustaba el rock and roll. Me ofreció un paseo y yo le dije que no paseaba con desconocidos. Sonrió. Caminamos hacia la playa. Me hablaba de su gato, yo de mi perro. Compramos alcohol y nos dejamos empujar hacia la orilla. Las nubes se dejaron caer en la costa, oscureciendo la tarde y fundiéndola con la espuma. Nos quitamos los zapatos y la vergüenza. Nos sumergimos en los latidos del agua, tan intensamente, que sus corcheas se mezclaron con mis consonantes y formaron olas de amor.

Antes

Antes de que la madrugada te recuerde mi número, detente y piensa un poco más acerca de lo que creas que es correcto.
Antes de que el alcohol te golpee con imágenes antiguas, cierra bien los ojos, recuerda; son pedazos de estrellas vacías, trozos de recuerdos desvanecidos por el ácido de los días y la corrosión de las conclusiones vacías.
Antes de que te decidas a dejar de manifiesto tu falsa preocupación, ten en cuenta que ya no tengo ganas de prestarles atención.
Antes de que creas que puedes sostener ilusiones suspendidas en el aire, es necesario que sepas que para mí ya no son importantes.
Antes de que te duermas con la satisfacción de creer que estaré para siempre, ten presente que en mi mente ya puedo disolverte.
Antes de eso y antes de todo lo demás, recuerda, que será otro el que tendrá que olvidar.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Perdida

Vamos a imaginar que me pierdes en pleno invierno. Hace días que parecen años o hace años que parecen días. Me sueltas la mano con la esperanza de poder sostenerla luego, a sabiendas de las precarias condiciones mentales que me sugieren las estaciones frías.

Supongamos que tienes la confianza de recuperar mis dedos antes de que se congelen y se quiebren sobre hojas cristalizadas por ña lluvia ácida de tu amor.

Suponemos que estamos locos. Tú piensas que yo no sé. Yo lo sé todo. Lo imagino todo. Me desmayo de las risas, extasiada por tu regreso inexistente, tratando de todas las formas posibles no olvidar tus propias formas, tratando de recordar lo que mi mente olvida para protegerme de tu ausencia inminente.

Mejor vamos a imaginar que me pierdes para siempre. Échame abajo todas las ventanas. Estoy perdida y posiblemente ya no quiero que me encuentres.

El vicio y los periodistas

El olor de un cigarro por la mañana me recuerda que estoy en una sociedad suicida. Cada mañana observo como en los puntos centrales de mí escuela convergen cientos de jóvenes, que al igual que yo, cargan con cuadernos o libros mientras caminan hacia las salas de clase, la mayoría de ellos, sosteniendo firmemente entre sus dedos un cigarro. Pueden ser de los sueltos del Salvavidas, como uno de la sagrada y diaria cajetilla de diez por la mañana.

Me parece un poco aterrador. El humo se nos cuela por las gargantas y se nos queda estancado en la cabeza, después de eso, no sabemos como quitarla y terminamos hablando huevadas. Creo que aquello explica en parte que los periodistas seamos los más adictos a las cosas. Desde las comunicaciones, la literatura, las relaciones públicas, el vodka y las drogas blandas, pasando por todas las tendencias religiosas y políticas, el cigarro, el morbo, el cahuín y el Internet.

Debe ser por el cigarro.

Ese cigarro de la mañana que nos embadurna la ropa y nos corrompe el pulmón. Ese que hace que nuestros dedos queden hediondos, manchando las hojas que revolvemos en las aulas, corrompiéndose como una infinita cadena de mugre, que lo modifica todo y que gobierna nuestros impulsos menos controlables. Así es la vida de los adictos, así es la vida de los periodistas.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Composición

Nunca esperé algo de ti, excepto todo lo que tenías y eso también lo deje después.
Mi memoria repasa todas tus tonadas.
Me despido lentamente de todo lo que te hacía real.
En lo profundo, realmente nunca esperé algo de ti.
Parece ser ése el consuelo, la clave musical de toda mi paradoja.
Te escribo con azúcar, mis palabras son miel en tu retina.
Se construyen con todas tus falencias y mis dolores.
Se disuelven en agua.
El amor es tan universal como tus ojos muertos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Catástrofes y agujeros negros

Ayer leí sobre el meteorito apophis que caerá sobre la tierra el año 2032 y calculé que tendré 45 años y no sé si me importe mucho morir a esa edad porque ya tendré arrugas y probablemente mi peso exceda al que será permitido en las naves espaciales que permitirán el éxodo masivo del globo. Leí tambien sobre agujeros negros e incluso vi un video bastante impactante al respecto y hoy día di cátedra sobre el tema a mi familia en la hora del almuerzo. Por supuesto mi madre me dijo que me buscara un trabajo porque mi estabilidad emocional y mental no estaban bien, y que tenía que dejar de mirar hacia atrás a cada momento por el miedo de que se forme un pequeño agujero negro que me trague. Lo que pasa es que yo creo que si ha desaparecido tanta gente y nunca se encontraron sus cuerpos debe ser por dos motivos: o te raptaron los extraterrestres o te tragó un hoyo negro. ¡Oye! Es re fácil que te trague un hoyo negro, puede aparecer en medio de la sala de clases y tragarse al profe, pero por un motivo electromagnético los agujeros negros no suelen presentarse en lugares donde existe mucha agua. Y dos seres humanos contienen mucha agua. Pero uno no tiene tanta así que cuando estas solito, un agujerito te puede aparecer y tragarte. Lo más probable es que años después tu cara aparezca en muchas cajas de leches gringas que te buscaran. O tal vez no... tal vez, para esa época ya se haya inventado algun sombrero capaz de portegerte de los iones negativos de estas cosas malignas.

Pasado

Hoy me ha pasado algo espectacular. He visto cosas mágicas evaporarse frente a mis ojos y he tenido la impresión de que soy especial dentro de un mundo sujeto a drásticos cambios climáticos... ¿Les ha pasado que cuando la mente divaga, recuerdan lugares antiguos que tal vez (por modernas construcciones en su lugar) ya no existen?
A mi me está pasando más de lo normal. Supongo que algo me sujeta a ciertos lugares de la ciudad de mi niñez. Supermercados que ahora son multitiendas repleta de enfervorizados compradores compulsivos, confiteria que ahora es un ciber café (en donde ni siquiera venden café) y cierta paquetería en dónde comparabamos el uniforme del colegio, ahora es la actual casa de remolienda de la ciudad.
Mis ideas se han vuelto un poco difusas, pero puedo recordar olores también, la cera impregnada en las tablas del antiguo salón de teatro, el olor a yerba buena extendiendose por el patio, el perfume de su chaqueta, el olor a tabaco de mi abuelo. Quisiera poder mantener este suspenso, infinitamente. Y rodearme de esta luz mágica que a ratos se desvanece y me preocupa ¿ah? que últimamente no hago más que escribir para alcanzarlo, pero solo lo sostengo en sueños caducados.
Me he enamorado tan intensamente de ciertas palabras.
Me muero por que llegue pronto la primavera.

Te odio Internet

Estoy comenzando a odiar el Internet. Me inhibe las ideas, me incita a meterme a google a buscar aquel párrafo o frase idónea que necesito para la construcción de mis discursos. Oh, igual suena bonito decir eso, como si yo fuera capaz de dar un discurso. ¿Sabia usted que yo no sé disertar? Es divertido captar cuales son las muletillas de las personas que no tienen el don de la palabra, algunos repiten "eeeh", otros se meten las manos al bolsillo y las mueven, mientras otros hacen gala de excelentes pasos de baile frente al auditorio.
Pero Internet tiene la culpa. Me he vuelto memoriona, no importa si no entiendo ni un rábano lo que dice el texto, sólo me limito a memorizarlo y repetirlo como un robot asqueroso del siglo XXI. Puedo decir miles de palabras que desconozco, me meto a google, pongo: "sinónimo de..." y todo a la palestra rápido, eficaz y en cómodas cuotas precio contado. Ya he perdido el hábito de buscar en el índice y hojear un libro. Me da susto esta cosa... luego de los e-books, ¿qué vendrá?No quiero aprenderme las cosas porque sí. Quiero aprendermelas porque no.

14 cosas que pensé y que a nadie le importa

Corriente de la conciencia en numeración:
1.- Los cuezcos de los duraznos cuando estan secos con IGUALES a la cara del mítico extraterrestre Alf.
2.- John Lennon me envió un mensaje a través de mi lampara mágica (con conexión a Internet celestial) y me dijo que yo tenía el poder.
3.- ¿Por que Winona robaba?
4.- Quiero decir que cada vez que me siento a escribir me duele la joroba.
5.- Ob la di Ob la da
6.- El nombre "celeste" es como celeste.
7.- El otro día fui a comprar el diario al supermercado y me dolió el bolsillo porque el mercurio en esta ciudad es muy caro, así que cuando vaya de vacaciones a la playa compraré muchos mercurios para tener de reserva durante el año.
8.- Dust... anybody, no? Dust.
9.- Si nos instalaran un bluetooh en la frente sería super loco.
10.- Yo he tenido más perfumes de lo que en promedio los gringos tienen durante toda su vida según el Discovery Channel.
11.- De muy mal gusto escuchar a los difuntos correa.
12.- Más fome que carretear con Alfredo Lamadrid.
13.- El otro día estaba en Júpiter y juro que vi uno de esos avioncitos color verde de los space invader flotando desde la esquina superior derecha del edificio del frente, directo hacia el cielo... pero se desvaneció cuando le conté a mis amigos lo que ví.
14.- Lo peor que le ha pasado a la humanidad es el Internet y descubrir que las vacas dan leche, porque es un líquido aberrante.

Buenas y malas noticias

Cuando te dicen:
Te tengo una buena y una mala noticia, ¿cuál es la primera que quieres oír? ¿la buena, para llenarte de ánimo y prepararte para la mala, o la mala para luego de la decepción, reponerte con la buena?
Noticias buenas y malas que no querrías oír:
- La buena noticia es que ninguno de tus amigos murieron en el accidente que causaste por conducir en estado de ebriedad. Lo malo es que uno quedó tetrapléjico, el otro ciego y el tercero en coma permanente y un perro le comió un ojo.
- La buena noticia es que tu madre no tiene cáncer. La mala es que no fue lo suficientemente rápida para esquivar la micro que la mató cuando venía de pagar una letra en Ripley.
- La buena noticia es que el meteorito no va a caer en la tierra. Lo malo es que va a caer en el agua, y el súper tsunami que se formará, extinguirá toda posibilidad de vida celular.
- La buena noticia es que pasaste el ramo más dificil de la carrera. La mala es que te echaron de la universidad por consumir marihuana en la sala de español durante la toma universitaria.
- La buena noticia es que no te han cortado el teléfono. La mala noticia es que te lo robaron cuando te bajaste de la micro.
- La buena noticia es que no tendrás que volver a hacer tu cama todas las mañanas. La mala, es que ya no tienes brazos para hacerla así que serás un dependiente de por vida.
Las noticias buenas no siempre son tan buenas.
Las malas siempre son malas.

No eres tu, soy yo

Hola, te escribo esta carta para decirte lo que me cuesta decir a la cara. Quiero que sepas que la congruencia entre nuestros miocardios no esta funcionando con el ritmo adecuado que necesitan nuestras arterias hortas para que puedan oxigenar la sangre que nos mantiene vivos.
Esto quiere decir que no podemos estar juntos y busqué una forma con tecnicismos para que comprendas cuan desagradable se me hace recordar un órgano sangriento como tu amor.

Delirios de bajeza

Esta maldita noche fría que nos está calando los huesos, amenaza con congelarnos la vocesita poco prudente que oigo cuando nadie oye nada. Y es que mi estado neuronal está completamente alterado. Alterado, mientras suena twist and shout de fondo. Porque obvio, puedo ser una desequilibrada neuronalmente hablando, pero esa canción no puede faltar en la historia.Y fue aquí, precisamente en este pensamiento inútil de crear alpargatas con chiporro, cuando levanto la mirada y veo el cielo estrellado. Y de pronto sentí una muy profunda soledad, muy pequeña angustia de saberme tan pequeña ante un universo infinito. Es lo que denomino: "Delirios de bajeza".

Convergencia solar

Siempre que pienso en la convergencia solar, me imagino un pastel parlanchin volador que atraviesa el universo y puras cosas así super locas. Y me imagino también como sería una galaxia fucsia con estrellas brillantes que convergen en extrañas situaciones paranormales y a la vez extrasensoriales. Luego aparece dentro de mi cabeza ese duende que anda con su caldero lleno de oro y que me espera al final del arcoiris y que después me doy cuenta de que todo fue un fraude y la producción hollywoodense de mi imaginación llega a niveles tan insospechados que me asusta. Y cuando eso ocurre, me doy cuenta de que he abusado del tabáco, la cafeína y las drogas lícitas.
Y es una sensación muy perturbadora.
¿Alguien sabe si se pasa con una aspirina?