lunes, 20 de septiembre de 2010

Perdida

Vamos a imaginar que me pierdes en pleno invierno. Hace días que parecen años o hace años que parecen días. Me sueltas la mano con la esperanza de poder sostenerla luego, a sabiendas de las precarias condiciones mentales que me sugieren las estaciones frías.

Supongamos que tienes la confianza de recuperar mis dedos antes de que se congelen y se quiebren sobre hojas cristalizadas por ña lluvia ácida de tu amor.

Suponemos que estamos locos. Tú piensas que yo no sé. Yo lo sé todo. Lo imagino todo. Me desmayo de las risas, extasiada por tu regreso inexistente, tratando de todas las formas posibles no olvidar tus propias formas, tratando de recordar lo que mi mente olvida para protegerme de tu ausencia inminente.

Mejor vamos a imaginar que me pierdes para siempre. Échame abajo todas las ventanas. Estoy perdida y posiblemente ya no quiero que me encuentres.

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