lunes, 23 de febrero de 2009

Respondo: no hago daño

Ahora que las cosas han cambiado, me pregunto cual será la base de las nuevas respuestas para las preguntas utópicas que me prontaré a responder. No sé si es bueno pensar en ello, a lo mejor debería comenzar a pensar en una nueva programación para los días de marzo, hasta debería preocuparme del brusco cambio climático que amenaza con lanzarnos un crudo invierno al punto de congelarnos los tiempos. O congelarnos las piernas. O perdernos en la frialdad de las emociones.
Oh no, es que yo no me quiero convertir en un dementor. ¿Podría haber algo peor que hacerme auto daño? Que a ratos todos tenemos pensamientos suicidas, cuando miro el espectro del humo del cigarro y pienso en los tiempos. Ay no, evitaremos pensar en tiempos y en daños porque nos quita tiempo y nos hace daño. ¿Podría haber algo peor que hacerte daño?
Cuando las cosas se ponen de tonalidades oscuras, es mejor abrir las ventanas. Dejar que corra un poco el aire, dejar que se ventilen las sulfuraciones, dejar que el espectro se deshaga y comenzar de nuevo a ordenar el cataclismo de nuevas ideas y nuevas palabras que podríamos haber inventado, pero que por desgracias ajenas no se llevaran a cabo.
Si he de reordenar mis nuevas celúlas, comenzaremos por invertir en tardes floreadas y reflejos acuáticos, así por lo menos evitaré morirme de pena al saber que te hago daño.

No hay comentarios: