sábado, 3 de noviembre de 2007

La familia




Uno de los grupos que más odio en el mundo es pimpinela seguido por el solista Alex Sintek que es un gordo reprimido al cual odio porque los gordos deberian ser sacrificados en la hoguera.

Pero volvamos a pimpinela, les cuento que me carga porque mi papá siempre pone el "cassette" cuando viajamos, y además ellos se la pasan peleando porque el tipo la engaña y la engañada tiene que plancharle las camisas pero ahora es ella la quiere estar sin él y al final todo es un dramón venezolano y conchalevale chico un desparrámo de lágrimas y puteadas.

Pero Pimpinela tiene una canción que me llega, se llama "la familia" y ayer celebramos el cumpleaños de mi abuela y por eso hoy me siento inspirada para hablarles de mi familia.


Todos sabemos que uno no elige a la familia que le toca y cada quien tiene lo que se merece. Mi familia es súper normal, somos hartos y nos juntamos siempre a comer como chanchos porque somos todos una familia de gorditos rosaditos rebosantes en tejidos adiposos y nos gusta el pavo asado, el ceviche y que mi abuela se ponga a bailar con las castañuelas.

Siempre hay un tío que toma más vino de la cuenta y que recuerda a algún familiar que falleció, también está la nieta con el pololo que hacen la pareja perfecta y correcta, está el primo que no habla nada y que además es vegetariano y no le gusta el futbol pero cuando empiezan a correr las cervezas, habla hasta por los codos. Está la matriarca, la señora que parla italiano, que pone los puntos sobre las íes y la que que canta boleros de Luis Miguel abrazada a su mejor amiga, otra señora que siempre esta sentada a su lado, dos o tres años mayor que la matriarca pero con el mismo voluminoso pelo rubio platinado escarmenado y la joyería reluciente sobre sus pálidos cuellos empolvados. Está la tía que sirve la comida, y que nunca se cansa de atender a nadie y siempre tiene una sonrisa en su rostro. Está el tío que cuenta chistes de doble sentido y que le pone apodos a todos los que se cruzan por delante, está la tía que le da ataques de risa a la segunda copa de champaña y empieza a abrazar al perro que dice siempre que odia pero cuando se encuentra en un estado etílico importante, lo quiere más que el cielo. Y está el otro nieto, el grande cuyo aspecto desaliñado indica que su cuerpo no ha tocado agua durante tres dias, y se limita a comer con la boca abierta y a reirse de las tallas ordinarias del tío que le pone apodos a todos. Está la nieta despeinada que se come la lechuga con la mano y sin aliñar y que reclama porque en la radio suena pimpinela, está la nieta mas pequeña que se come toda la fruta del ponche y llora porque no le dan en el gusto. Está el padrastro que siempre está arreglando las cosas que se hecharon a perder, el tornillo que se salió, el carbón que no prende, la radio que se escucha mal. Y está la mamá que dice que prueba el pisco sour pero que termina tomandoselo todo y luego de que se acaba, pregunta: ¿y quien se tomó el pisco sour?.

Durante las próximas 3 horas aproximadamente, luego de risotadas, burlas y proyectos para el verano, se largan todos a dormir, a jugar cartas, a lavar la loza o al supermercado a comprar más comida porque para la hora del té comeremos carne asada y tomaremos más vino tinto.

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