jueves, 8 de noviembre de 2007

Nostalgia Noventera

Para nosotros lo mejor es no criticar ni apoyar a los pinochetistas. Porque pocos sabemos realmente la historia y los que la conocen ya no quieren seguir peleando ni arrancando de los guanacos (hay excepciones, por supuesto). Somos parte de la nueva generación de artistas frustrados, pokemones, pelo lais, inmigrantes y especies subnormales. Pero todos nos parecemos en algo: queremos un mundo mejor, queremos la nueva revolución de las flores, pero somos tan flojos que no nos motivamos en hacer nada.
Y esto se remonta a muchos años atrás.
Empezando por la más tierna infancia, los que venimos de la generación de los noventa no podemos olvidar programas como Cachureos, donde todos le teniamos miedo a chanchoman y tratabamos de hablar como el señor lapiz. Teníamos esos libros con dibujos de frutillas y melones que si tu frotabas, despedía un delicioso aroma frutal. Y claro, infaltable el libro disney con casstette rosado que te contaba la historia (a prueba de analfabetos) y sonaba una campanita cuando tenías que dar vuelta la pagina y era todo tan lúdico. Oh, por Dios.
Los juguetes más pedidos para navidad era el pequeño pony de plástico con cara de burro, los ula ula, el Topo Yiyo, la muñeca que traía una tina rosada, los infaltables power rangers y las polly pocket.
En el colegio era costumbre tomar esa leche aguada que regalaba el ministerio de educación, y unas galletas durísimas cuyo sabor era un misterio. En los recreos se jugaban con las bolitas de vidrio y a la pillada. Y no estabas en la onda si no decias: "Oooh mira esa canica, ¡esta mortal!".
En el colegio también nos vacunaban y nos ponian un timbre con carita feliz si te portabas bien y dejabas de llorar, y nos ponian fluor y terminabamos vomitando todos sobre un basurero.
Cuando llegabas a la casa tenías que ver María la del barrio, Marimar, y María Mercedes pa servirle a usté; o la novela de Chayanne con la Yuri, Nubeluz y lo más mortal era ver los Simpsons después de video loco, porque ya era tardísimo, y nos sentiamos placenteramente culpables de quedarnos hasta tan tarde.
Los sábados, los que despertabamos temprano, nos gustaba ver el comienzo de las transmiciones de Canal 13, cuando salía el angelito y se iba al cielo. Algunos veíamos Bananas Split y los Thundercats. Pero lejos, los mejores recuerdos son esos días de playa, que te ibas con tu familia escuchando a John Secada y a Emmanuel, te echaban bloqueador Rayito de Sol que eran del tipo stick, y te dejaban dos rayas de colores horizontales en cada mejilla. Y claro, el sol no pegaba tan fuerte y el mar siempre era hermoso, después comiamos huevos duros y cuchuflis y cuando atardecía te ibas a la casa y te bañabas con agua helada junto a tus hermanos o primos que hacian fila india para ser maguereados...

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