sábado, 8 de agosto de 2009

Insomnio diurno

Siento como se enciende la ampolleta y aquella idea que vaga por mi mente en instantes previos a la confirmación de mis más aterradores miedos se convierte en una realidad sustancial y triste. Intento repelerlos con insecticida, ajo, un tarro de aceitunas y hartos pensamientos positivos para bloquear las energías que buscan verme en el suelo. Los combato, como antiguos fantasmas que se cuelan por cada ventana de madera podrida y destartalada, sin embargo me llegan y me hacen un kame hame ha con sólo una taza de café.
No soy lo suficientemente fuerte para levantarme otra vez, o tal vez sí lo soy pero me da una flojera. Ustedes que lo saben todo y si no lo saben lo inventan, saben acerca de la cultura de la flojera. Ninguna idea puede colarse por ningún lado, todo se me da vueltas una y otra vez, en este aire denso de no saber de dónde vengo ni a donde voy ni que demonios hacer en este momento.
De encender la tele sólo por no sentir el abrazo de la soledad quieta que me consume. Yo también lo veo consumirse, más rápidamente que de costumbre, creo que tal vez es el único tubo de adicción que me da confianza. Este cigarro que amenaza con apagarse cuando sopla el viento mientras que yo lo amenazo con propagar este cáncer que todos llevamos dentro y de paso, consumirme yo misma.
Cargo con un insomnio diurno que no me quiere dejar en paz. Demasiadas cosas que hacer y que decir, ¿cuál decir primero? ¿Qué callar? ¿Decir la verdad? ¿Suavizar una mentira? ¿Todas las anteriores? ¿Cada una por sí sola? Siempre que siento que el mundo se va a congelar prendo la tele y me pierdo en sus pixeles brillantes para evadirme de una realidad absolutamente cómoda para todos y totalmente nefasta para mi. Pero hoy me di cuenta de que la tele ya no llena ese vacío solitario de jingles comerciales y concursos matinales. ¿Entonces por qué no tienen señalizada la salida de este laberinto comunicacional? ¿Dónde está el ceda el paso de las palabras? ¿Para donde se fue el no estacionar de la literatura fría e hiriente?
Si alguien sabe cuáles son los requisitos para ser feliz en un planeta lleno de infelices que me lo haga saber. Necesito con suma urgencia dadores de felicidad tipo Rh negativo, nadie que tenga contaminada el alma ni que sufra por los cetáceos. Ya tengo suficiente con soportarme a mí misma.


1 comentario:

Sebastián Gómez Andrade dijo...

Como decia el gran maestro Arthur Schopenhauer "la felicidad es solo ausencia de dolor".
Pero me imagino que debes haber sentido es lo más oscuro de tu ser un cierto placer en la infelicidad, la pulsión de thanatos de la que hablaba Freud.
jajaja pero vale que yo no soy precisamente quien para dar consejos, exito niña en la nueva etapa estudiantil que se nos avecina.
Como siempre te he dicho, escribes precioso, por cierto creo que todos somos zombies en ciertos momentos, y tiene cierto placer serlo xD