lunes, 3 de mayo de 2010

El planeta se volvió loco

Érase una vez un planeta gravitando en el sistema solar. No era muy grande ni muy pequeño. En realidad, era un planeta bastante estándar dentro de los cánones de planetas en el universo que conservan vidas más allá de la netamente bacterial. Este planeta estaba compuesto en su mayoría por agua y tenia algunos trozos de tierras flotantes en la superficie, terreno que albergaba una gran gama de vida vegetal y animal cuyos destinos estaban dirigidos hacia la nada misma. En ése planeta tenían una idea de Dios que había sido consensuada hace más de dos mil años, pero en la antigüedad clásica, también existieron diversas razas de Dioses que albergaban poderes ocultos de la naturaleza elemental, sin embargo, este choque de ideologías y creencias sin fundamentos, entre otras cosas más, hicieron que un día se perdiera toda razón lógica.

Fue un proceso relativamente corto, cuyas consecuencias se estiman a quinientos años de duración, plazo que probablemente defina el fin del mundo. No se sabe si de pronto el planeta dejará de sostenerse en su eje y caerá a través del universo, arrastrando toda vida con ella, formando una bola de fuego danzante en la nebulosa de las estrellas, realizando un nuevo viaje en la historia de los mundos perdidos o quizás en que constelación irá a estrellarse mientras los más creyentes le rezarán a un Dios que se ríe de nuestra caída. Tampoco se sabe si de pronto el planeta, hastiado de tanta tontería, comience a agitarse con fuerza y se divida en dos partes, formando un agujero entre sus mitades, donde pecadores y no tan pecadores, caeremos a sus fauces directo a hacernos polvo.

Creo que nunca lo sabremos. Quizás, la solución más cruel que podría tomar el planeta sería dejar que nuevas generaciones intenten salvar el mundo, mientras la tierra se conforma con culparnos por la destrucción de la capa de ozono, el desprendimiento de los polos y la muerte de los animales más lindos que circulan por la tierra por nuestras armas y sentimientos homicidas.

No sé si el planeta se volvió loco, o los locos somos nosotros. O nosotros volvimos loco al planeta o Dios tiene la culpa de enloquecernos a ambos.

1 comentario:

MaríaLuisa dijo...

quizás cuando estábamos todos locos el mundo fue perfecto, y algún especimen con complejo de cordura nos arruinó la vida.
Yo también me llamo María Luisa (: