domingo, 23 de mayo de 2010

Aromas futuros

Mi casa huele a lavanda feliz. En invierno se llena de escarchas en sus ventanas, lentejuelas de algunas carcajadas reverberantes entre sus paredes suaves. Tiene un calor especial arrimado en el suelo, una clase de calor que no conocí en otro lugar y que me conquista más cada día. No quisiera dejarla nunca, la disfruto tanto como puedo, antes de buscar nuevos aromas y calidez en otras paredes lejanas del futuro, de aquellas que espero ansiosa y a la vez temerosa. No sé si tendrán impregnados ese aroma a lavanda feliz, quizás a rosas tristes o tal vez a jacintos enamorados. No sé si encontraré esa calidez, pero no pierdo nada con buscarlo.

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