domingo, 23 de mayo de 2010

No quiero creer

Me sumergí en ese mundo imaginario del que todos hablaban. Lo hice con tal precaución, que me sentí perdida – por dos instantes – pero completamente libre de toda preocupación exterior, de algo que probablemente me busqué inconcientemente.
¿Por qué todo me parecía un gran arcoiris? Es imposible describir cuan aletargada y eufórica me he llegado a sentir con todo el asunto de la muerte rondando por los rincones más vulnerables de mi mente. Se pasea, vagando, como si no le importara pisotearme la realidad más absoluta de toda esta infinidad fantástica que mi mente se niega a comprender. No quiero, no quiero. ¡¡No quiero creer!!

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