domingo, 16 de mayo de 2010

Delirios gripales

¿Alguien sabe si la gripe existía en este continente o lo trajeron los españoles, junto con el sida, el catolicismo y el alfabeto? Porque ya estoy harta de estar amarrada a esta cama y ser una convaleciente más de este invierno que aún no llega en su plenitud.

Estar en cama es una cosa espantosa. Trato de levantar mi ánimo con los consejos de mis amigos, que dicen que aproveche de descansar de tanto ajetreo, pero ochenta horas en posición horizontal también cansa. Me duele la espalda de tanto que he descansado y necesito urgentemente descansar de este descanso.

Esta bien, la gripe la agarré por mi culpa. Lo predije como una vidente de la desgracia. Me pasó por andar sin zapatos en la cocina, porque salí con el pelo mojado a las ocho de la mañana y porque mi hermana fue un foco de infección terrible la semana pasada. Pero eso no justifica la vulnerabilidad de mis defensas ante tales agravios, mi cuerpo debería ser más resistente ante los virus y estoy enojada con mi sistema inmunológico porque no hace bien su pega desde que nací.

No sé si tengo mala suerte o estoy condenada a pasarme el 12% de mi existencia postrada en una cama. Soy como un mueble inútil, como una puerta. Como una bolsa de mucosidades y lamentos eternos. Y la cabeza duele como si la metieran dentro de un cascanueces pero sin todo el entorno mágico. Aquí la magia se va a la mierda, nada es bonito cuando se está enfermo, soy una bolsa de fluidos nasales y solo deseo que la muerte venga a visitarme en vez de mi mamá que de vez en cuando me trae un paño húmedo para la fiebre.

Los recuerdos que tengo de mi niñez en cama se remiten a jarabes rosados y amenazas de inyecciones en el caso de poner resistencia para tomarme el jarabe. También a delirios y dibujos animados. A veces lectura liviana, pero cuando era analfabeta solo tenía que conformarme con pintarle caras a mis dedos y crear una representación teatral sobre mis piernas.

Ahora el panorama no es muy distinto. Y creo que mi adultez es pasada a llevar considerablemente, pero como se supone que estoy delirando, no seré condenada al oprobio por pasarme el día viendo dibujos animados, leyendo historias medievales y mordiendo galletitas de animales. Creo que si tengo que pasarme unos días en este estado, puedo aprovecharme de la situación y simular que tengo diez años, reírme a carcajadas cuando tenga fiebre al punto de preocupar a mi madre, pedir servicio a la habitación y lamentarme verbalmente y también por este medio.

2 comentarios:

superacion personal dijo...

jaja, muy divertido!

Policultural: cultura online dijo...

Hola, me gusta tu blog, yo tambien tengo uno: policultural, lo puedes ver en mi nombre, saludos, sigue escribiendo