miércoles, 30 de septiembre de 2009

Mucho color

Un sueño acaba de revelarme que quiero estar aquí. Ése sueño de colores brillantes me auguraba un futuro muy por lo alto, con una linda casa y bonitos cuadros pegados en las paredes, con el ejercicio de mis manos como arma de trabajo y potenciales codeos con diseñadores con prestigio.
Aún no me explico como llegué allá. No sé que diablos percibió mi inconsciencia durante del transcurso del día de ayer, para haberme producido esa idea general de futuro impecable. Aunque no entiendo muy bien porqué todo lo relacionado con felicidad tiene muchos colores brillantes, quiero creer que se trataba de una trampa de mi propia mente.
Mi lado negativo reflexiona y piensa que quedarme aquí o quedarme allá da exactamente igual. Siempre tendremos la habilidad de forjar lazos con personas que nos hinchen el alma de cosas nuevas y por tanto, producir vendría a ser una consecuencia de tan insospechados actos sociales. Pero mi lado positivo insiste en recordarme que aquí tengo que estar porque la felicidad abunda por montón, que las personas son buenas si se deposita confianza en ellos, que si bien he elegido posiciones bastante ingratas que me relacionan directamente con cosas gubernamentales a nivel micro, las ganas y los sueños no me faltan.
También sé que de sueños y colores no vive nadie. Eso es para los soñadores e idiotas. Pero también sé que la mayoría de las personas soñamos, algunos a colores y otros en blanco y negro. Y eso nos convierte a todos en idiotas que buscamos ser felices, independiente de la intensidad, contraste o brillo que le demos a nuestras vidas.

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