jueves, 23 de septiembre de 2010

La escarcha vuela

No debería dejarme arrastrar por ese instinto. No debería volver a pintar futuros con acuarelas, porque los finales de cuento son tan poco probables como la existencia de un linaje real. Pero qué importa, tenía un sueño tan bonito, tan bonito dando vueltas entre las estrellas. En ese sueño tenía mi vestido lleno de mariposas celestes y amarillas, andaba dando vueltas por ahí, como una aspirante a princesa perdida en alguna calle mojada, fría y sucia de un reino desconocido de sombras y hechiceros siniestros. En ese sueño, las ilusiones y las mentiras tenían los mismos matices. La pena volaba alrededor, era un conocimiento que tenía asumido hace muchas memorias, pero en un intento de sobrevivir, soñé en imposibles grandes como el universo. Subí la escalera aún sabiendo que en algún momento iba a caer y me iba a destrozar los huesos.

Aún no te encuentro entero. Solo te observo en pedazos de ojos anónimos, siluetas atractivas de príncipes incógnitos que se pasean entre mis anhelos y retorcidos ideales de felicidad compartida. Me muero de ganas de que te mueras conmigo, desconocido, súbete a mi locura y llora conmigo lo que inevitablemente vale la pena llorar. Luego habrá tiempo de salir a ver el mundo de nuevo, de la mano de infinitos amores de cartón y escarcha.

1 comentario:

-Icesis- dijo...

creo que esto me esta pasando :o