miércoles, 31 de marzo de 2010

Momento de fingir

Te cuelgas de mi falda roja y con una carcajada inmensa, caes de rodillas arrastrándome al suelo de tus incoherencias. Nos hemos reído tanto esta noche, que siento que mis ojos pesados y adormecidos no tienen la fuerza suficiente para observar cómo continuamos con esta caminata sin rumbo.
Vamos a soltarnos el pelo y a prender las luces de neón por sobre las rosas secas colgadas del techo. Para empezar, cerramos los ojos cargados de pintura fluorescente y dejamos que nuestras manos se rocen casi en un susurro. Sí, es tiempo de ser adolescentes un rato. Pon la música tan fuerte como puedas, que sea imposible escuchar las carcajadas, que sea imposible mantener la vista fija en la imagen borrosa de nuestro baile. Sí, es tiempo de que dejen de importarnos los años, los números y las mentiras que han envenenado nuestras inocencias. Es tiempo de evadirse, de reinventarse, es tiempo de reírnos hasta reventar, entre rayos cósmicos y fuegos artifícales, láseres incandescentes y por sobre todo; pensamientos maduros. Esta noche, es momento de fingir.

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