lunes, 8 de marzo de 2010

Mi nuevo país

Mi país ha tenido unos movimientos telúricos espantosos, como si quisiera sacudirse las profundas llagas de su historia, disueltas entre tantos tópicos que de tan solo recordarlos, se vuelve a sacudir intentando olvidar sus dolores pasados.

Chile se ha movido y no ha dejado a nadie indiferente. No existió portal en Internet ni comentario morboso en donde el tema no saliera a flote como la comidilla del desastre mundial del momento.

Yo no pretendo hablar de los grados exactos que cambió el eje de la tierra ni del número de muertos y desaparecidos, yo no pretendo analizar ni comentar más de lo ya analizado y comentado como consecuencia del terremoto más grande del que se tenga registros hace cincuenta años en Chile. En realidad lo que quisiera compartir es mi más profundo anhelo de cambio social y mental tras esta desgracia que azotó al sur pero cuyas réplicas se sintieron a lo largo de esta angosta faja de tierra tan particular no sólo por su loca geografía, sino por su disparatado carácter nacional.

Todos hemos visto por la televisión como se dobló la meta que impuso la Teletón del viernes y sábado recien pasado, como la gente por muy presionada que estuvo, devolvió lo saqueado para estar tranquilos con sus propias conciencias, y como la reacción nacional e internacional le ha entregado esperanzas a miles de familias que lo perdieron todo en menos de dos minutos, gracias a la entrega de artículos de primera necesidad aportados por todos los chilenos.

Ahora vamos a lo que nos convoca, empezaré a rayarla con el tema del pensamiento. Es absolutamente NECESARIO un cambio mental a raíz de los acontecimientos del 27 de febrero. Me parecería totalmente inconcebible que luego de la trasmición initerrumpida de trágicas historias de vida y muerte de miles de chilenos sacudidos por una tragedia de esta magnitud, volviésemos a la basura del morbo farandulero, a los programas sin ningún aporte que desvirtuan el sentido real que los comunicadores pretendemos entregarles a las nuevas generaciones sedientas de información que contribuyan al progreso y la trascendencia. Me parecería totalmente deplorable continuar con aquello que llamaban "entretención" y que está profundamente ligado al periodismo. ¡¡Atención!! Es nuestro deber como futuros profesionales de las comunicaciones darle un giro a lo trillado y aburrido para comenzar a forjar un nuevo periodismo, comenzando por reconocer el esfuerzo de todos aquellos colegas que no soltaron cámaras ni micrófonos, como testigos de la dura realidad que asumieron conocer desde el momento en que decidieron dedicar sus vidas a las comunicaciones. La tarea no se trata sólo de informar, sino también sensibilizar y abrir un espacio para el debate del sentido que todo esto acarrea.

Por favor, abramos los ojos y luchemos todos por un cambio sustancial. Dejemos de creer que este cambio estará a cargo de un determinado partido político que dirigirá el país, de una tendencia religiosa marcada e impuesta por la mayoría o tan sólo por aquellos que se adelantan al resto y toman el mando solo por actuar más rápido. Dejemos de pensar que es imposible mover a la masa, comencemos a soñar con un Chile más renovado espiritualmente. Nos unen los mismo anhelos, a puertas del Bicentenario, no existe una más linda oportunidad que la de hoy para crear un nuevo carácter nacional que perdure para nuestros hijos y nietos. A mi parecer, eso es lo que le da sentido a mi vida y espero de todo corazón, que sea para todos ustedes igual.

2 comentarios:

kche7onci7a dijo...

Hola amiga soy de tacna y pues kiero decirte k me parece bien lo k piensas y te apoyo apesar de las tantas cosas k se dicen de tu pais y mi pais pero si muchos jovenes piensan como tu creeme k todo funcionara suerte !!

Guionista Frustrado dijo...

Chile, nunca estuve, y espero estar este verano para realizar un documental, sobre algo pasado de moda ya,jeje.

Me gusta como escribes.

Porque no te pasas por nuestro blog, le echas un vistazo, e igual te hace gracia la idea.

Un saludo