jueves, 17 de julio de 2008

Un acierto y una decadencia cinematográfica

Creo que hay pocas cosas en la vida, tan dulces como el primer puñado de palomitas de maiz tibias, recien salidas de las máquinas cuadradas manejadas por adolescentes con espinillas que se esmeran por derramar el vaso de bebida. ¿Verdad que algo tiene de místico pasarle el ticket de entrada a la persona que te indica en qué sala se presenta la función?
Luego te sientas, y ruegas porque atrás tuyo no haya alguna persona que le guste patear asientos, que abajo no haya un tipo alto o con sombrero ni que al lado te toque una señora con un niño pequeño que se dedique a gritar toda la película. Empiezas a tragar pop corn y sonríes mientras ves las sinópsis.
Les cuento que fui a ver las dos películas más fuertes de la parrilla cinemátografica infantil para estas vacaciones de invierno. Fui con la ambigua sensación de que no es tan malo tener veintiún años y estar rodeada de niños, y con la secreta esperanza de que tragarme un paquete gigante de palomitas no me hará crecer hacia los lados.
Empezamos por Wall-E. Esta historia es tierna, con un tema poco tocado y emotiva. Es la historia de un pequeño robot que se dedica a compactar cubos de basura (toneladas esparcidas por todos lados) y que vive solo en nuestro planeta, ya que toda la gente fue desalojada hacia transbordadores espaciales que funcionaban como maravillosos hoteles cuyas personas se desplazaban por medio de sillas flotantes debido a sus sobrepesos desmedidos, pues el sedentarismo y la contaminación habían acabado con sus vidas útiles.
Wall-E desarrolló emociones y la visita de un robot enviado por el transbordador espacial, en busca de vida natural en la tierra, le mostró el amor. Y se pone realmente tonto, un robot enamorado, una planta en una bota, pequeños raccontos de musicales antiguos, gordos fofos tratando de ponerse de pie, robots neuróticos y un piloto decidido, son los ingredientes de esta comedia de pixar que toca el tema del calentamiento global.
Es súper linda, los personajes principales practicamente no hablan (en realidad son como pokemones, porque sólo se remiten a pronunciar sus respectivos nombres), es una mirada optimista del mundo globalizado del futuro.
Kung Fu Panda, es la película más fome del mundo, después de Spirit "el corcel indomable". Creo que hasta esa novela del canal 13 que se llamaba "Santiago city" era más entretenida que ver a un oso panda obeso mórbido, con voz de feriante y chistes pasados de moda, moverse como un karateka. La película es aburrida, no tiene fondo, el final es demasiado predecible y ridículo.
Pero lamentablemente, en aspecto cultural, nací en Chile (Sólo me quejo de la cultura, por el contrario, amo a mi pasís) y tengo que soportar que más de dos tercios de las personas de la sala se rían de una película tan mala porque el trasero del panda cayó sobre la cara del antagonista de la historia. Yo no sé porqué la gente en general tiene tan mal gusto.
Me cargó, y jamás volveré a entrar a ver una película de animales enfundados en kimonos.

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