viernes, 4 de julio de 2008

Amor de los noventa

El publicista de los “Doritos” merece una ovación. Que vuelvan los lentos fue la consigna de éste primer semestre y miles de chilenos nos sumamos a la gran cruzada por traer de vuelta el romance de aquel último tema en las pistas de baile, donde era el momento de acercar tu mejilla hacia la de tu pareja y soñar que vives un final feliz de película.


Ahora, olvidémonos un poquito del romance y caigamos en tierra firme, nuestra realidad de reggeton y su desenfreno en las pistas donde no perrear hasta abajo es un crimen. Las niñas mueven la cintura mostrando sus piercings y tatuajes en zonas estratégicas, donde sé que mi madre no me dejaría salir de la casa sin antes tapar. Los niños mientras más abajo tengan los pantalones, y más largas y lisas tengan las patillas, más bacánes son.


Antes, el muchacho enamorado escribía una carta con lápiz grafito sobre una hoja de cuaderno, que una vez doblada pasaba de mano en mano hasta llegar a la destinataria cuyos suspiros terminaban por concluir el acto de enamoramiento. Ahora, los niños se toquetean en discos diurnas, previo mensaje de texto al celular, del tipo: “tay via ke me gustay, ponciemos?”


¿Cómo será en cinco años más?


No quiero ni imaginar.

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