lunes, 7 de julio de 2008

Dolor de muelas

Sufro de un dolor de muelas endemoniados por comerme medio kilo de calugas pelayo. No crean que me enorgullece delatar mi gula ante ustedes, pero debo reconocer que no me sé lavar bien los dientes y que sufro con el enjuague buscal porque hace que me salgan lagrimitas de cocodrilo.
Les cuento que yo tenía un tío que intentó suicidarse por un dolor de muelas, es casi tan patético como cuando Tom Hanks se sacó una muela con el filo de un patín de hielo estando absolutamente solo en aquella inhóspita isla.
Pero no quiero hablarles de mi tío suicida, cuya esposa lo pilló con la pistola en la mano, ni de los papeles trágicos de aquel actor Hollywoodense. Les quiero hablar de mi dolor. Mi dolor personal e intransferible. Porque cuando te duele la muela, no puedes leer ni concentrarte en el mejor programa de la tele, cuando te duele un molar no puedes mascar por el lado doloroso, no puedes tomar coca cola helada ni fumar porque el dolor es insoportable. Lo peor en mi caso, es que ni me puedo quejar porque mi papá es dentista, y eso de que no hay peor colmo que en casa de herrero haya cuchillo de palo, toma bastante coherencia ahora que lo miro desde un punto de vista ibuprofénicamente hablando. Ahora me guardaré el dolor porque me tinca que mi mamá me retará si sabe que mi última consulta al dentista fue cuando me sacaron los frenillos.

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