lunes, 1 de septiembre de 2008

¡Pero él tuvo la intención!

Con Javier fuimos al mall a pasear una tarde cualquiera. Yo tenía antojo de comerme un McColoso frutilla y él tenía antojos de hincharme las pelotas. Mi chanchito, efectivamente, esperó pacientemente que yo me tragara el helado, cuidadosamente dejé la punta del cono con manjar, sin restos de helado, para así comérmelo con más gusto y saciar mi antojo.
De pronto Javier quiere comerse el poquitito de helado que quedaba en mi cono, y yo como lo único que quería era la puntita con manjar, feliz accedí a que se tomara el helado y me dejara la punta. De pronto, observé en su mirada malévola las obvias intenciones de comerse la puntita del cono que yo, con tanto esmero resguardé.
¿Pueden creer que prácticamente le saqué la punta del cono de la boca? ¡El se la quería comer pese a que yo la había querido tanto! Menos mal que fui más rápida que Javier y logré quitarle MI puntita de cono con manjar, no sin antes patalear indignadamente.
Luego caminamos por la calle un rato, riéndonos de la situación y yo quejándome de su cuasi delito de tragamiento, finalmente llegamos a una conclusión genérica que creo que es bastante interesante y la que me gustaría exponer aquí a modo de prueba.
Yo tengo motivos para estar enojada, porque el intentó comerse mi helado sabiendo que yo quería comérmelo. Si no lo hubiera detenido, él se lo hubiera comido y yo me hubiera taimado. Más claro que echarle agua.
Él, en cambio, insiste que no tengo motivos para estar enojada porque al final, él no se comió el helado. Y más que los detalles, lo que importa es el resultado final: yo me comí el helado y no él.
Pero él tuvo la intención.
Y fue aquí, donde me di cuenta que encontré el meollo del asunto. La gran diferencia entre hombre y mujeres que psicólogos, sabios y extraterrestres han estudiado años y años.
A las mujeres nos importan los detalles para llegar a algo, mientras que la mente masculina sólo rescata el resultado, es decir, si yo presiento que mi novio me está engañando con una pelo lais, y me entero que le envía mensajes coquetos por celular, y que además se atrevió a carretiar con ella pero la pelo lais no lo pescó en bajada; me indigno y hago un escándalo de proporciones. ¿El hombre como se defiende? “Chanchita, no sea tontita, si no me la pesqué, al final eso es lo que importa, no tome en cuenta lo demás”
Pero él tuvo la intención.

No hay comentarios: