lunes, 9 de mayo de 2011

Monarquía versus democracia





En el caso hipotético que me atreviese a escapar del reglamento que dicta el orden de las piezas en el ajedrez y procurara ponerlas a mi antojo, privilegiaría tanto la vida de los reyes como de los peones.

En mi imaginario de gobierno histórico, ordeno las piezas a mi antojo en el tablero que representa la batalla. Como ente omnipotente, me doy el gusto de declarar que la vida del rey se encuentra en un estado de absoluta vulnerabilidad por designio divino –como también lo es su linaje- al igual que el peón establecido a su lado.

Ambos deben luchar por igual para sobrevivir. La diferencia radica en que la muerte del Rey, en mi imaginario, no es la culminación de la batalla sino el inicio de la venganza por parte de su reina, una pieza opacada por su género pero con mayor amplitud de movimiento y por ende, mayores opciones de sobrevivir.

De alguna forma creo puedo imaginar esta situación porque no recuerdo haber completado un juego de ajedrez completo sin haber hecho trampa o aburrirme producto de su infinita duración. Por eso me di el gusto de desordenarlo todo y proponerles un juego distinto, uno en donde la vida de todas las piezas valga lo mismo, uno en donde no exista diferencia en el color de la sangre ni su valor dependa de credos celestiales de dudosa reputación.

Imagino la batalla. Veo que las mujeres cargan con el peso de la vida a cuestas, viven más que el género masculino pero en peores condiciones debido a las debilidades y estigmas proporcionados por una sociedad machista. Vuelvo a la batalla y una tras otra, las vidas se cobran sobre un tablero compuesto de complicadas reglas de estricto orden social y cultural. Pocos pueden sostenerse en pie. Los caídos descansan en una fosa común que demuestra la verdadera realidad para las monarquías y las democracias. Todos estamos hechos del material de las estrellas y volvemos al inicio transformados en pequeños fragmentos de polvo cósmico. Justamente allí, cuando todos perdemos, se inicia nuevamente el juego.

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