lunes, 16 de mayo de 2011

El día después

Cuando veo a la mujer del retrato “The day after” de Edvard Munch, recuerdo las muchas veces que me he tendido sobre la cama y rezado a una cantidad de seres celestiales y desconocidos, rogándoles que me quite el emborrachamiento, los mareos y los dolores del corazón.

La mujer en el lienzo tiene una expresión de absoluta resignación ante su condición de embriaguez o abuso. En realidad, el pretexto de la obra se me hace incierto, pero tiendo a pensar que la mujer de la pintura bebió demasiado para olvidar un amor perdido. Sospecho también que cobijó a otro en su lecho con el fin de olvidar a quien desgarró su sistema cardíaco. No la culpo. En la dispersión de la mente, como en la muerte, se encuentra la libertad absoluta, aquella que esta emparentada con el olvido.

El día después suele saber a tabaco, resinas y amaretto. A veces huele a testosterona. La mayoría sabe a melancolía, cuando las botellas son la metáfora perfecta del vacío continente. La mujer despierta con sed y la calma con otros elíxires y otros amores. Total, siempre hay un día después.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente forma y pluma, de link en link y de blog en blog no sé como llegué al tuyo, pero como un amor a primera vista no quiero dejar de verlo.

Felicitaciones Maria Luisa Starr tienes una pluma privilegiada y en especial en este comentario, preciosa pintura.