martes, 6 de octubre de 2009

Ojo con tu ojo

Más del noventa porciento (nueve de diez de mis encuestados) quisieran tener los ojos verdes o azules. Parece que la gente que los tiene de ése color tienen más éxito en la vida que quienes cargamos con unas pupilas oscuras, comunes y corrientes. Ellos tienen poderes sobre nosotros, porque el tipo o la tipa en cuestión pueden ser unos asesinos espantosos pero… “tiene ojitos claros”. Mansa cuestión.
Yo por mi parte admito que mis ojos son chicos, chatos y oscuros. Cualquier nazi podría matarme sin compasión y si vinieran extraterrestres a elegir gente superior para llevarse a su planeta súper bonito, me dejarían botada en un barranco junto a ochorrocientos pelagatos que al igual que yo, tienen ojos oscuros. Pero no me quejo, por favor, no quiero que usted lea esto como una horrible parodia existencialista, porque mis ojos no son tema ni para el oculista. Pero siguiendo con el tema de los ojitos claros, debemos entrar a analizar porqué la sociedad asume que la gente bendecida con el verde y el azul son tan terribles de bacanes. Seguro debe ser por una cuestión elitista, al típico modelo de perfume de diseñador le hacen un zoom y listo. Ahí, en perfecta armonía con el fondo floreado, unos grandes ojos azules, brillantes y perfectos, que no sólo nos convence de que compremos el perfume porque si lo usamos algún día llegaremos a ser tan endemoniadamente hermosos como los modelos, sino que en el fondo nos hunden en nuestra propia basura. “Señor consumidor, no se aflija, ni siquiera gaste su plata en comprar nuestro perfume, porque echándoselo o no, jamás tendrá una vida tan fascinante como el modelo drogadicto de la serie The Tudors, pero no pierde nada con intentarlo”. Y nos matan lentamente, juegan con nuestros sentimientos y finalmente los índices de suicidio se van a las nubes porque la gente no soporta vivir con corazas obesas ni ojos oscuros.
Pero hace varios años se encontró la formula mágica para estar en onda. Los lentes de contacto de colores surgieron de un macabro plan de revertir todo el asunto de los colores. James McRowland pensó en crear miles de millones de lentes de contacto azules y verdes para que toda la gente anduviera igual y así las personas que tuviesen los ojos oscuros fueran muy selectos. No sé si usted me entiende, sino me entiende debe ser porque todo esto lo he inventado porque en el fondo de mi corazón intento buscarle alguna explicación a este asunto de la importancia de los ojos colorinches. Lejos de recriminarles a mis padres y abuelos por mi condición indígena, prefiero creer que fui creada en serie y por lo mismo, quizás pueda destacar en algún otro ámbito que no tenga nada que ver con mis ojos oscuros. Aprender a vivir con el peso de la normalidad no es tan fácil, pero si pueden verlo con otros ojos, la cosa puede ser más llevadera y más bonita.

No hay comentarios: