jueves, 18 de junio de 2009

Untitled

Jesús estaba equivocado cuando dijo que la verdad nos hacía libre, porque sólo nos condena a seguir sintiendo mezcolanzas de pelotas y mariposas muertas y podridas en el estómago. "La verdad os condenará por siempre, por los siglos, de los siglos, amén".
Quisiera volver a ser tonta y no saber. Quisiera derretirme y quedarme despachurrada en el contínuo pasado de no hacer nada. ¿Por qué es tan difícil crecer en esta condición humana? Es hasta humillante ser persona, llego a sentirme como una inválida por no poder escupir palabras ante los ojos eruditos que me miran fijamente con lastima.
Hace poco hice un análisis mental y anoté las ventajas y desventajas de esta tortura de ser pensante por la vida, de andar sintiendo cada sonido y cada palabra escrita. No sé si es un súper poder tener la capacidad de sentir tanto, de tan sólo escribir esto se me acelera el corazón o el alma, no sé muy bien qué es qué, pero alguna de esas cosas se me exalta al punto de querer estallar y recogerme en un pensamiento absurdo y abstracto. Y quedarme quieta. Que nadie me mire ni me toque. Que nadie intente comprender porque aún no comprendo.
Yo quisiera poder sacarme los ojos un rato. Que cesara el ruido atronador en mi cabeza, las melodías arrítmicas y las pulsaciones electricas que siento cuando me falta el aire, cuando me doy cuenta de cuánto me cuesta encajar en este lugar, de cuánta rabia siento conmigo misma por no tener las ganas de verle el lado bueno.
Creo que hay tantas cosas que hacer, pero no sé porque tengo que hacerlas.
Quisiera poder incluso retomar entradas antiguas de este blog, cuando las cosas eran más simples y criticar una canción o armar un mapa de características sobre un tema me parecía entretenido. Pero ni de eso tengo ganas, tengo todo el mundo estancado.
Se me estancaron hasta las ganas de ponerle fin a esta entrada.

No hay comentarios: