lunes, 2 de marzo de 2009

Equilibrio en diez centimetros

Hoy he decidido hacer equilibrio en zapatos de taco alto. Siempre he tenido la impresión de que te vuelves verdaderamente una mujer adulta, cuando te pones pantalón de tela y zapatos de taco alto. Y he tenido miedo. Oh sí, el miedo de convertirme una mujer adulta y no poder volver a la etapa primaria en donde manejar con la lengua afuera escuchando rock pesado con una polera de la bandera de Estados Unidos, pareciera lo único correcto que se puede hacer en esta vida.
El caso es que hace poco adquirí mi primer par de zapatos de taco alto. Son de charol negro y tienen una piedra extraña que simula ser una especie de brillante. Da la impresión que es el típico zapato que usaría una mujer de cincuenta años que asiste a un coctel. Ahora los miro y no me convenzo, son tan altos que cuando me los probé por priemra vez fui más alta que mi papá y el vendedor de la tienda de calzados.
No me imagino una instancia en donde usarlos, me eleva diez centimetros más de mi metro setenta y cinco por sobre el promedio de la altura de los chilenos contemporáneos que cada vez se achican más. Y ver las cosas por sobre mucha altura no es muy bueno, es como cuando te subes a esos jeeps que son gigantes, es imposible evitar las ganas de atropellar a los autos más pequeños que se atraviesan en el camino.
El caso es que algún día tendré que ponerme en serio esos zapatos. Voy a tener que aprender a no caerme sobre las cosas estáticas, hacer equilibrio entre lo que es posible aplastar y lo que probablemente me matará después de caerle encima. Voy a tener que hacerlo antes de que las polillas la reduzcan a madera y plástico, antes de pasar a la etapa de adultez mayor, antes de que se me caigan los parpados y pareciera que me hubiera peinado con una paleta de piña.

No hay comentarios: