jueves, 27 de enero de 2011

Princesas


Las princesas de mis cuentos de hadas favoritos eran la personificación perfecta de la femineidad y la bondad. Eran excelentes cantantes, cocineras, bailarinas y aún mejor, se comunicaban con los animalitos del bosque mediante el uso de un don secreto muy especial, talentos que solían ser regalos de las hadas o en su defecto, alguna protectora mística.

Las princesas de hoy se delinean los ojos y se ponen pestañas postizas. Algunas se tiñen el pelo de colores estrambóticos. Las prendas de vestir que usan, podrían alarmar a más de alguna abuelita retrógrada. Y cantan rock. Pero ni siquiera lo hacen bien. Les modifican las voces en sofisticados estudios de grabación. Gastan lo inimaginable en publicidad. Venden una imagen moderna que sirva de patrón para las nuevas jóvenes generaciones de niñitas que crecen con modelos de princesas con carácter, que se imponen frente a situaciones extremas, dejando de lado el encanto de la más tierna y enraizada niñez.

Yo me quedo con el tul y el encaje rosa. Me quedo con el vestido confeccionado por ardillitas y pajaritos silvestres del bosque. Me quedo con ese pastel recién horneado que la dulce princesa suele dejar en la ventana para que se enfríe, tentando al gato y a la madrastra. Me quedo con esos recuerdos.

1 comentario:

Hope dijo...

Yo me quedo con un mix de ambas, creo que esa es la combinación perfecta para esta época, donde la mujer femenina es también fuerte, y es protagonista de su propio mundo y de los demás.