lunes, 6 de julio de 2009

Cultura de la flojera

Flojera; del sustantivo común flojo cuya raíz latina viene del flojitus, sirve para categorizar un estilo de vida desganado y sin fuerzas. La flojera es un estado físico y emocional que causa una serie de consecuencias conductuales y biológicas en el individuo. Pueden copiar esta frase y ponerla en Google y no aparecerá porque es mi propia definición chamullenta de la flojera. Porque hasta me da flojera buscarla en Google, porque hasta me da flojera pensar en que tengo que pensar.
Los adultos –y suena raro que lo diga ya que, al parecer, yo también soy adulta- piensan que nosotros los jovencitos somos una generación de puros flojos mandados a hacer para dormir hasta mediodía. Pero el entorno no quiere comprender que somos una generación cansada que vino al mundo a sufrir.
Yo sufro. Cargo con mi pena de ser humana cada día, como un estigma que me recuerda a cada instante lo vulnerable que soy como individuo y todas esas leseras psicodélicas. Y me dan ganas de bailar con glitter, me imagino haciendo hartas cosas motivadas, jugar Bowling en un lugar fluorescente, grabar un cortometraje donde pueda tirar harto papel picado, hacer un teatro de títeres de dedos… pero me da una flojera tremenda.
Esto de ser floja obviamente me ha hecho pasar más de algún mal momento. Mi flojera se ha elevado a niveles tan insospechados, desde dejarme repitiendo de curso en el colegio hasta preferir ver el programa de Alfredo Lamadrid por flojera de buscar el control remoto. Sin embargo, convivir con esta flojera determinante en mi vida igual es un poco entretenido, me hace propensa a las cosas divertidas y que le dan sentido a mi miserable vida, como luchar por pasar algunos ramos que por flojera debo batallar a esta altura del semestre o pensar constantemente en un nuevo orden para mi pieza porque el desorden producido por una flojera asquerosa me obliga a pensar en ello.
Ser floja es una opción. Yo soy floja porque responde a mis necesidades pensantes, necesito tiempo inútil para describir lo que veo y/o siento y comunicárselo a la mayor cantidad de gente posible sin caer en la locura. Es por eso que mi flojera es sanita, no le hago daño a nadie salvo a mis propios sistema nervioso que cada cierto tiempo reflexiona sobre este tipo de vida relajada y que a la vez le trae muchos más problemas que a la gente responsable.
Pero es que es tan difícil dejar de ser floja. Es como si me pidieran que vigilase un pie de limón sin comérmelo o escuchar reguetón sin cambiar de estación. Es más difícil que no ver un video de Michael Jackson en el Vh1 por estos días, más difícil que evitar que se derritan los polos, más complicado que la teoría de la relatividad multiplicada por la ley gravitacional y todo eso elevado a doscientos.
Por eso seguiré siendo floja hasta que la misma vida me lo permita. Si en algún momento tengo que pagar por mis pecados flojísticos, probablemente sienta flojera de pensar en ello y solo me remita a mis propias palabras y pensamientos noctámbulos de frases inconclusas y preguntas sin respuesta. Todo un mundo flojo que debo aprovechar por el bien de la humanidad.

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