lunes, 2 de agosto de 2010

Más cerca, más lejos

Esto de ser adultos se nos pone cada vez mas pesado. Nuestros papás insisten en que ellos no tuvieron las comodidades y facilidades para desarrollarse creativamente como nosotros que tenemos un mundo entero por salir a mirar, como si cargasemos del estandarte que siempre quisieron tener y que por algún designio superior no tuvieron y ahora nos entregan para hacernos la vida más linda y más fácil.
Nuestro papás creen firmemente que nuestras penas y dolores se calman con un auto, un computador de última generación y televisión por cable en nuestras piezas - eres privilegiado, ojalá yo hubiera tenido todo lo que tu tienes - reclaman ellos, desconociendo el inconmesurable peso que cargamos como una generación de premiados que no elegimos nacer en esta época moderna donde el amor de tácto ha quedado reducido en espacios virtuales inservibles y que forja rapidamente una sociedad vacia. Primero se crearon los diez mandamientos, luego los pecados capitales y ahora existen una serie de nuevos vicios surgidos naturalmente por el cambio del estilo de vida, que aún no han sido nombrados pero con los que convivimos a diario. La vida virtual y el uso excesivo de las redes sociales, la cultura televisiva creadora de opiniones masivas y el culto a la belleza, entre tantas otras.
Nací con la televisión al lado, me convencieron de que el periodo de dictadura fue una masacre necesaria para erradicar la escoria del país, pero nadie me respondió cuando pregunté de dónde salió la escoria ¿es culpa de la no-escoria? recurro al Internet para recibir información neutra y lleno mi mente de imagenes morbosas, mensajes subliminales y distractores que me pasean por miles de páginas webs, matando mi tiempo y encorvando mi espalda. Al final nadie me responde, no sé si es porque tengo tantas opciones en las cuales creer o porque el mundo conspira para hacerme más difícil el camino de entender porqué somos lo que somos.
Antes te enamorabas de una persona real, no de un avatar ni de palabras escritas en una pantalla de plasma, antes existieron miradas que podian durar semanas e incluso meses. Cuando él te habló, sentiste que el mundo entero temblaba, salieron a conversar tardes completas en el parque, tuvieron conversaciones que no llegaron a ninguna parte más que a saberse eternos y risueños, un día él te besó y se enamoraron. Era simple, perfecto y romantico. Ahora lo agregas a Facebook, miras todas sus fotos para ver si te gusta de todas las perspectivas, revisas sus intereses y sus amigos y ahí recien inicias una conversación en la red y tal vez, en algún carrete y tras algunos tragos, bailaran algún tema de corte sexual y finalmente se besarán para olvidar a la mañana siguiente junto con la resaca. O si te gusta, le rayaras el muro o le enviarás un mensaje de texto al celular.
Antes eras rubia o morena. Ahora existe una gama enorme para elegir colores de pelo, ojos, pestañas, narices y todo lo que la imaginación y un buen cirujano puedan conseguir. El prototipo de belleza hace rato dejó de ser la rubia 90-60-90 y ahora hay modelos y actrices de moda que imponen cada ciertos años un determinado cánon de belleza, a las que millones de mujeres alrededor del globo aspiran a parecerse de algún modo. Alimentando el capitalismo, desnutriendo cuerpos jovenes, es una masacre ideológica que genera enfermedades mentales producidas por la presión social de "tener que ser" para que te dejen "ser". Coincidiendo con Pablo Huneeus, autor de "la cultura guachaca", nos lleva a elogiar su sentencia de que el Descartes moderno diría "Consumo, luego existo", y con todo lo anterior más los índices de suicidio en jovenes alrededor del mundo, avalando que la depresión es una enfermedad de la modernidad, pretenden convencernos de que la vida para nosotros, las nuevas generaciones, esta practicamente resuelta.
Ser adulto se nos pone cada vez más pesado. No sé si somos producto de los inicios de la modernidad o si se trata una generación en transición, de un mundo entero que guarda algún recuerdo de infancia más relacionado con el amor real, la convivencia, el tiempo de calidad, el aroma de una flor, la sorpresa de que una catita se pose en tu mano, los encuentros espontáneos, las noches completas de risas con amigos sin depender de un lugar ruidoso que los mantenga a todos entretenidos, todo aquello que nuestros papás vivieron en su juventud y que para ésta tecnología que insiste en convencernos de que "nos acerca" al mundo, nos aleja más cada día. Guardo paz en mi corazón porque por lo menos tengo conciencia de ello y la vida, de alguna u otra forma, se asegura de recordarmelo cada cierto tiempo.

1 comentario:

bitacora-81 dijo...

"más cerca, más lejos" ¿tu en donde estas? siento que te contradices en algunas cosas sin embargo dejame decirte que muchisima gente se basa en la apariencia, status, bienes materiales, etce y deja de lado la actitud de cada una de las personas... asi es el amor, "el amor no se basa en la apariencia sino en la actitud"