En medio de todas las calles, todas las gentes y en todos los mundos, yo te había visto cargando unas pesadas bolsas de metáforas y canciones encebolladas, todas envueltas en esa atmósfera de soberbia y tristes alusiones a la sobriedad y el hastío.
Te canté un verso mal hecho para ver si así dejabas caer el peso de la conciencia colectiva y te arriesgabas a dar el salto hacia el vacío dulce y etéreo de olvidar las formas de todas las cosas mundanas y celestiales, ambas compuestas de estrellas, de todas esas luces del firmamento que nombraste para reconocerlas.
Yo te había visto en otras vidas y en otros colores.
Te había visto y no me hacía tanta gracia como en esta tarde tornasol.
Veremos si en tres milenios seas tú el que se ría y yo la que te componga una canción.
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