jueves, 5 de julio de 2007

Amigo v/s Amiga

Hay cosas tristes en la vida; como perder a un ser querido, o ser atropellado por un caballo. Y en cambio, hay cosas felices en la vida; como ganar la muñeca de porcelana que tanto anhelaste al comienzo del bingo, o lograr tus metas a largo plazo.
Y existen instancias incómodas. Esas situaciones extremas que te llenan de furia y de pena al mismo tiempo. Y no sabes como recresta manejarlas.
Siempre existen tres soluciones: ser la buena, la mala o retirarse del lugar de los hechos.
El problema es que si te metes o no, siempre tienes en parte la culpa; eres culpable porque te metiste a ayudar y dejaste la embarrada, o eres culpable porque no hiciste nada por evitarlo.
Me refiero a la pelea dos amigos cercanos.
Empezaré diciendo que las cosas al comienzo siempre son bonitas. Las amistades jóvenes son precisamente eso: jóvenes. Almas libres, sensibles, que comparten gustos y experiencias similares. Se pasa bien, sonries con ellos, y tienes la confianza como para hablar cosas intimas de la vida, como tu fobia a los hamsters, que jamás se lo confesaste a nadie. Pero pasa lo siguiente: se arma una pareja sentimentalmente hablando y luego terminan, o hay una diferencia de opinión entre partes del grupo. Y todo se rompe.
Juran jamás volver a asomar sus narices cerca de la casa del maldito hijo de puta que no fue lo suficientemente buen amigo como para acercarse y tratar de arreglar la situación. (Que siempre tiene arreglo) Y te quedas en el ojo del huracan. Y no sabes que es mejor: no meterse o intentar arreglar la situación.
Optar por arreglar la situación es una de las primeras cosas que se te ocurren... ya sabes, planificar un encuentro casual entre los dos desentendidos, en una heladería, y sentarlos a hablar, donde ya sabes que todo terminará en llantos, abrazos y helado desparramado.
¿O no meterse? Mirar desde lejos, cómo ambos se encargan de difamar al otro y lo que es peor, y al punto al que quería llegar...
TENER QUE DECIDIR CON QUIEN ESTAR
Porque igual tienes que decidir. Es una porquería cuando dicen que puedes ser amigo de dos personas que no se llevan bien porque siempre habran cosas que sacar en cara.
Y personalmente me ha ocurrido, un par veces creo. Y es triste, incluso he pensado no salir con nadie, por no darle la razon a ninguno de los dos y por tratar de hacerme a un lado, sabiendo que no resultará. Pero no quiero.
Lo dejo a sus retorcidas conciencias. La mía ya es lo bastante bizarra para continuar, ustedes dos... ya saben que tienen que hacer. Yo, me hago a un lado y pueden tirarse las mechas mientras me tomo un amareto sour y me rio de ustedes.

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