Lo enciendo.
Se me apaga.
Lo vuelvo a encender, con más de alguna preocupación rondando por mi cabeza como nubes en un día de verano. Lo llevo a mi interior y me parece hermoso. El sabor de sus caricias en mi garganta, con ese toque de frutos rojos y menta fresca reverberando en mis entrañas.
Enciendo un bosque de besos que la tierra me ofrece para soportarlo todo.
1 comentario:
Terrible declaración que hay que leer una y otra vez para llegar al trasfondo. Uno no sabe si escribe una mujer fatal, la que va rompiendo corazones, o una mujer que está bebiendo pisco sour al mismo tiempo, por aquello de que recorre suavemente su garganta... Llena de una poesía y de un mundo difíciles de escudriñar, pero que dejan ver una inteligencia fuera de lo común, con una capacidad de síntesis y de comprensión dificiles de igualar. Tendré que leerlo más veces, sin duda, porque en cada ocasión me sugiere cosas distintas.
Publicar un comentario