
Una vez me dijeron que para escribir bien, debias escribir acerca de lo que conocías. ¡Ajá! Es parte del guión de una película para adolescentes enfrascados en su patética realidad. Ahora que lo pienso, tal vez sea bueno que luego de que apague esto, me vaya directo a la cama y mire de nuevo la misma película que compré hace varios años.
Pero la idea central de lo que hoy quiero decir, es que he vuelto a hundirme en el mismo pozo resbaloso del que me costó tanto salir. Pero la diferencia es que yo misma me lancé en picada al precipicio, tal vez con la intensión de que todo acabara pronto, pero no conté con la posibilidad de quedar maltrecha pero viva.
Pero antes de lamentarme y decir que soy una estúpida, quiero buscar una solución concreta que corte de raíz toda relación con el problema que anda dando vueltas sin enterarse de que me lancé a un pozo con tal de deshacerme de él.
Me sostengo la cabeza y digo en voz baja "Noo... por qué yo, por qué, por qué". No bastó con romperlo todo, ni juntar cada pedazo de papel oxidado en un mismo sobre con la maldita figura decorativa pegada con el pegamento más poderoso del mundo: el recuerdo.
No me atrevo a girar el encendedor y prenderlo. ¿Sería como saltar el pozo? ¿Y si me quemo las ideas? ¿Qué puede ser peor que no poder escribir lo que se piensa?. Y quemar todo lo que me recuerda a la canción de la película, a ése pasado condenatorio que me llevaré al purgatorio. Y me llevo las manos al pecho y pienso "Noo... esta va a ser la última vez".
Tu y yo, ¿qué le vamos a hacer?
¿Sabrá él, sabrá ella lo que yo sé y lo que tu aún desconoces?
Me gusta la idea.
Sé que a ti también.
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